Uniforme con armas

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

*+.Lloró la tambora en Purificación. La que anuncia el San Juan sonó en el cementerio para despedir a Hermeregildo Suárez y para que sus allegados y los amigos del San Juan entonaran algunos de sus muchos rajaleñas:
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-.Las mujeres no me quieren … porque soy chiquito y feo

Pero yo con mi palito… … siempre me las parrandeo

.+.+. Cuando vaya para Chenche……. Lleve cuchillo y lanza

Porque allá lo esperan … como perro en la matanza

**-. La mujer tetona no sirve.. para molendera

Porque con el pitón de la teta.. ..echa la harina pa fuera .

*-.Que los hay los hay .-Hace un buen rato administré un predio lleno de café y caña de panela, cercano a un pueblito que fue asaltado por Desquite tres veces. Solo tenía un agente de policía que mantenía limpio el caserío, todas las casas con flores, llevaba los enfermos para el Fresno o Manizales, según la gravedad, le llevaba mercado a los más pobres, organizaba eventos multitudinarios y fui testigo de uno de ellos, la vez que después de una hora me dieron vía, y presencié un desfile de carros, motos, bicicletas, cabalgata y gente a pie con pendones y banderas acompañaba una imagen de un santo llevada de Mariquita, Por esos días la guerrilla, acampada cerca al caserío y se llevó sin permiso once mulas de un campesino. Enterado el policía sacó su mochila, le metió unos frascos de agua y unos pedazos de panela, guardó su arma y cogió el monte. Al día siguiente el agente regresó con dos bultos de matas de flores, las mulas y dos gallinas para celebrar el regreso de las mulas.

*-Cuando la masacre de Villarrica, de la que no se conoce la verdad, el teniente Cendales, en un combate en el monte, se encontró de frente con un anciano que le apuntaba con una escopeta. Se miraron, bajaron las armas y cada uno cogió su camino.

*-.El Diablo, un bandolero que controlaba parte del sector rural de Piedras, Alvarado, Venadillo y Santa Isabel, en uno de sus recorridos rutinarios encontró en un botalón un caballo sobre un herido, Al sacar el caballo y poner sobre una parihuela al herido reconocieron al jefe conservador Chucho Arbeláez, de Santa Isabel y lo acomodaron en un salón de una escuela cercana. Mandó a avisar al pueblo para que recogieran al herido con la advertencia de que los armados sólo podían llegar hasta San José, la fonda del gallero Sandoval y los desarmados hasta la escuela. El diablo le salvó la vida a un mamagallista que después fue asesinado por un sicario pagado por un conservador.

*-.Cuando comenzó el exterminio de la Unión Patriótica el consejero Ossa se le acercó al general que tocaba para solicitarle actuar para frenar la avalancha de muertos diarios, pertenecientes a la UP P. La respuesta del general que Ossa registró en una notaría, parece de estos tiempos: “A ese paso no los vamos a acabar nunca ¡!! “

*-. César López dice por ahí: “No hay lágrimas para tantos muertos, -Ni muertos para tantas armas, -Ni armas para tanto odio, -Ni odio para tanto olvido.

“No hay sangre para tantas balas, -Ni balas para tanta rabia, -Ni rabia que cure ausencias, -Ni ausencias que no nos duelan”.

HÉCTOR GALEANO ARBELÁEZ

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