Institucionalización de la mentira

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

Todos queremos la verdad pero no parcializada como nos la quieren imponer los más obligados a contarla. Bueno sería recordar, con las fallas normales de la memoria, que la violencia se inició por el robo violento de sus tierras a los aborígenes y campesinos que se vieron obligados a organizar pequeños grupos de autodefensas con campesinos armados con sus escopetas de cacería y sus machetes, que con el lento paso del tiempo se convirtieron en grupos guerrilleros, lógicamente liberales, que daban protección a los campesinos que huían de sus territorios.
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El gobierno y los terratenientes creyeron que defendían sus intereses exterminando a los ilegalmente armados y lanzaron ofensivas militares de arrasamiento de varias regiones del país, especialmente en el Tolima. El arrasamiento lo hizo el Ejército con todas las malas compañías posibles para la época y una institución godificada: chulavitas, pájaros y, créanlo o no, con paramilitares entrenados por el propio Ejército en el Batallón San Antonio, integrado por campesinos conservadores de dichos municipios.

Estos campesinos eran los encargados de las avanzadas en algunas operaciones del ejército contra los alzados en armas en el sur del Tolima. Abrían el portillo, entraba el Ejército y regresaban a San Antonio con el ganado robado.

La resistencia toma cuerpo, con la colaboración de interesados en cuestiones económicas y/o militares y se presenta la división entre los comunes y los limpios. Fue cuando el Comandante Olimpo abandonó las armas para dedicarse a la literatura iniciando los talleres literarios. La división y la llave entre gobierno y politiqueros, hizo posible el asesinato del Comandante Charro Negro de los Comunes, por parte de un compañero de causa, que luego murió en circunstancias similares. Y la verdad?. Sigue oculta, no tanto como el control actual del país por parte de los paramilitares y las mafias.

*.- Ñapa 1: Les cogió la noche a Vicky Dávila, Salud Hernández y María Isabel Rueda para darle cupo a la periodista que ensayó tiro teniendo como blanco a un guerrillero amarrado a un palo, en un campamento paraco.

*.- Ñapa 2: Las cúpulas del Ejército y la Policía se agarraron de las botas por problemas de Ética, dando un gran ejemplo a los que piensan con las botas.

HÉCTOR GALEANO ARBELÁEZ

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