Por las nubes

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

La pandemia, la falta de justicia, la corrupción, la destrucción de la naturaleza, el abandono del campo, la indiferencia, los agroquímicos y el temor a la verdad, son algunos de los problemas que se atenderán en Colombia cuando sus dirigentes dejen de pensar únicamente en el poder para su beneficio y no del pueblo.
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La pandemia nos cogió con los pantalones abajo y no hemos encontrado ni cabuya para amarrarlos. La justicia con el cartel de la Toga y organismos de control politizados que al paso que vamos no demora en sentenciar que Álvaro Gómez se suicidó. La corrupción ya se institucionalizó en todos los estamentos, y hasta los predicadores que practican la simonía, burlándose de la prohibición de la Biblia, no son ajenos a este lastre. Todos se sienten con el derecho, por falta de control a contaminar el agua, acabar con la fauna, con los bosques para darle espacio a la ganadería y a la coca. Se destruye el paisaje para abrir terreno a los constructores que hacen lo que les viene en gana, como los que explotan el subsuelo, destruyendo fuentes de agua y áreas con vocación agrícola. Y de esa destrucción no escapa la cultura de las zonas afectadas. Todo con la bendición de los organismos de control. 

El campo produce alimentos, viandas y folclor pero sigue olvidado por el Gobierno que no puede o no quiere hacer nada para eliminar la difícil situación por la que atraviesan muchas regiones campesinas, donde todos los días hay asesinatos y desplazamientos y a cambio van a recibir glifosato y bala.

Se sigue considerando al pobre responsable de su desgracia y todos pasamos de agache. La indiferencia ante las necesidades de los que nada tienen o tienen muy poco es enorme. Estamos demasiado cortos en recursos humanos para afrontar la clase mafiosa que nos gobierna y destruye, que se vino con todo en la última reforma tributaria.  

Meditemos un poco y démosle espacio al futuro del país, que no es lo mismo que el crecimiento del control del país por quienes lo destruyen. No olvidemos que somos la gran mayoría controlada por unos pocos corruptos.

Ñapa. -Jorge Enrique Robledo un tolimense que se lanza al ruedo con una vida dedicada a la academia y a la lucha, inicialmente por los cafeteros. Tal vez el mejor parlamentario de los últimos tiempos. Entró a la política con las banderas del Moir, que son las mismas que hoy defiende, como lo hace por la paz. pulcritud, honestidad, ética y buen ejemplo. Siempre luchando por los intereses de los colombianos con firmeza y decisión, pensando en el bien colectivo nunca en el beneficio personal. Incomodo para la clase política y para todos los enemigos de la paz. Un tolimense de raca mandaca, al estilo de Raúl Rojas, una víctima de la violencia que se mereció el cariño y el respeto de Alfonso Gómez, quien siendo Fiscal General de la Nación, lo visitó en una de sus detenciones. Raulito se nos fue dejando un buen ejemplo para trabajadores como Robledo.

HÉCTOR GALEANO ARBELÁEZ

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