¿Para dónde vamos?

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

Nada está claro en este país a menos de un mes de las elecciones para escoger senadores, representantes y definir quienes serán los candidatos a la presidencia. Lo que vemos cada día no puede ser más caótico. El escándalo de corrupción de cada día supera al anterior y abarca todo el espectro político de izquierda a derecha. 
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A ello se suma una práctica que se ha vuelto muy común en todos los grupos políticos y es la de mostrar y explotar los defectos, los errores y las sombras de los compañeros de causa. Es una carnicería al interior de las empresas electorales que lo único que permite concluir es su incapacidad para trabajar en equipo. Y la verdad es que el trabajo legislativo y más el de la presidencia lo que exigen es el trabajo mancomunado que se oriente a resolver los grandes problemas que tenemos, sin que ello implique renunciar a la crítica constructiva.

El mayor esfuerzo no está centrado en las propuestas, que son escasas, sino en el desprestigio de los otros y esta forma de hacer política y el caos en que vivimos, está dando sus frutos, principalmente entre los jóvenes que no creen en esta democracia, ni en las elecciones ni en los politiqueros de turno. Eso quedó demostrado en las recientes elecciones a los Consejos de Juventud, creados como mecanismos de participación, concertación, vigilancia y control de la gestión pública e interlocución de los jóvenes ante los organismos del Estado. 

En dichas elecciones estaban habilitados para participar los jóvenes entre 14 y 28 años, pero la apatía fue la ganadora del certamen, pues menos del 15 % de los habilitados para votar lo hicieron. De más de doce millones, solo voto un millón cien mil jóvenes.

Pero cómo no darles la razón a estos muchachos que han clamado en los últimos tiempos por un cambio en el rumbo que lleva este país, si cada día se levantan con una sociedad más insegura, con otra masacre, con un nuevo atentado, donde no hay justicia, son muy pocas las oportunidades de trabajo digno y donde no se avizora para ellos un futuro prometedor.

Todo esto nos debe llevar a reflexionar para dónde vamos y a insistir en que se privilegie la educación en democracia, valores y sentido de pertenencia que permitan a los jóvenes incidir cada vez más en el futuro de Colombia.

.-* A propósito de estos temas quiero proponerles a los lectores un Juego de Diálogo en estos tiempos de elecciones y pandemia. Se trata de un espacio de recreación en casa, entre amigos etc., así: se forman equipos de tres personas y cada uno selecciona tres temas, por ejemplo: Democracia, Calentamiento Global, Indígenas, Paz, Despojo etc. conservando el orden, este primer jugador selecciona uno de sus temas y se lo propone a los otros dos compañeros para dialogar sobre el mismo, buscando su significado, la forma como lo utiliza la sociedad, la relación que tiene con la situación del país, propuestas para mejorar, papel de los políticos frente al tema etc., luego propone otro tema el segundo jugador y luego el tercero. Es un espacio de recreación y dialogo con respeto.

Héctor Manuel Galeano Arbeláez.

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