Un colombiano en Miami

Hermógenes Nagles

Mientras leo en el WhatsApp la última invitación de mi amigo Fabio Andrade, super activo uribista de la diáspora colombiana en Miami, para que salgamos todos sus amigos y copartidarios con carro y banderas a pitar y a echar arengas contra los Magistrados de la Corte de la Toga, por la absurda decisión de dictar Ubérrimo auto de detención contra el expresidente, senador y fundador del Centro Democrático; Jaime Bayly se ocupa en Mega televisión de hacer una sinonimia entre el sonado caso del Rey Emérito Juan Carlos de Borbón, ahora prófugo de la justicia española de quien la prensa internacional dijo que lo escondían sus amigos en una casa de campo en Santo Domingo, pero esta misma semana el diario ABC de Madrid reveló que el Monarca, acusado de fraude y manejo de fortunas no declaradas en su país, pasa una feliz cuarentena en un majestuoso chalet de Abu Dabi, capital de los Emiratos Árabes donde una noche de descanso solamente la pueden pagar jeques y sultanes.
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Bayly dice que a los monarcas y dictadores los mandan a la luna las mujeres o sus compinches. Y tiene razón: al Rey de España lo delato su amante y al pobre Uribe lo metió en tremendo rollo judicial un paramilitar, de los tantos con quienes luchó sin tregua ni cuartel para combatir a las Farc que se estaban apoderando del país y a fe que las derrotó. Ese es el precio de haber ganado la guerra presidente Uribe. 

A propósito de la nueva polarización que vivimos los colombianos por cuenta del Cartel de la Toga, mi amigo, el abogado y jurisconsulto, el doctor Edgardo Ramírez Polanía, ex contralor de Bogotá, me ha enviado esta carta, la cual quiero hacer pública a través de El Nuevo Día:

Apreciado Hermógenes:

En estos días llegó a mis manos el video transmitido por la revista Semana en el cual Lina Arango, locutora de profesión hace alarde de su ocupación de comunicadora para expresar groserías repetidamente pronunciadas: “hp, hp, por fin” refiriéndose, desde luego, a la medida de aseguramiento contra el expresidente Uribe. La difundida grabación es una bajeza, no solo por los improperios de la autora. Uno no entiende por qué un medio de comunicación tan respetable como Semana se presta para divulgarla.

En un sistema democrático se puede no estar de acuerdo y disentir, pero nunca violar elementales normas de conducta, sin el menor soporte y sin la menor decencia. Esta clase de publicaciones tendrán buen recibo en el bajo mundo o en los oscuros pasillos donde se comentan las peores aberraciones y crímenes, pero no en publicaciones de esa importancia, como lo es y lo ha sido Semana. Se les fue la mano. Opiniones tan vulgares y ramplonas poco le aportan a la grave situación del país acosado por el desempleo, la nueva guerrilla de Timochenko y Santrich y la pandemia del Coronavirus que amenaza con dejarnos en ruina total. La mala imagen de nuestro país en el exterior fue causada, precisamente, por los llamados tele novelones de medios como Caracol y RCN que vendieron y siguen vendiendo la falsa imagen de Colombia es un país donde “sin senos no hay paraíso” o que, gracias a la coca, a la mafia y a la violencia de Pablo Escobar hoy somos famosos en el mundo. Pero lo peor del cuento es que no haya gobierno, ni Ministerio de Cultura o de Comunicaciones que meta en cintura a estos comunicadores de la vulgaridad.

Cordial saludo,

Edgardo Ramírez Polanía.  

HERMÓGENES NAGLES

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