Elecciones en el Tolima: ¿Repitiendo la historia?

Hugo Rincón González

El Tolima, que ha dado un número importante de presidentes al país, viene perdiendo peso político en el concierto nacional. Actualmente solo tiene un senador, del partido conservador, que hace política permanentemente en la región, y otros dos que siendo tolimenses hacen política en otras latitudes. Clientelismo y politiquería es lo que arrojan los diagnósticos realizados desde hace más de dos décadas en el departamento, que configuran a estos dos fenómenos como el obstáculo estructural del desarrollo de la región. La insuficiencia en la formación política de la ciudadanía, aunada a niveles de desempleo superlativos y a la alta informalidad son el cóctel perfecto que ha permitido perpetuar este problema.
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Antes jugaban los dos partidos tradicionales, liberal y conservador; hoy son los partidos escindidos de ellos los que manejan los hilos del poder político en el departamento. El territorio se ha vuelto coto de caza electoral, donde candidatos al Senado de otros departamentos vienen a conseguir los votos que les hacen falta para ser elegidos. La dinámica utilizada es la de siempre: hacen acuerdos con algunos candidatos a la Cámara de Representantes para que estos a cambio de dinero les consigan electores incautos que sufraguen por ellos, y vienen a promover esta pesca de votos desde la costa caribe, Bogotá, Risaralda, Antioquia, Valle, Huila, Santander, etcétera. Estos personajes una vez son elegidos jamás vuelven por estas tierras.

A la fecha hay varios aspirantes al Senado por el Tolima: dos fuertes por el Partido Conservador, uno por el Centro Democrático, uno por el Nuevo Liberalismo, uno por la Coalición de la Esperanza, uno por el partido Mira y uno por el Pacto Histórico. Los más opcionados son los dos conservadores. Dependiendo del caudal electoral, podrían llegar también una lideresa social de Chaparral por el Pacto Histórico y un abogado e importante columnista de este diario por el Nuevo Liberalismo. Veremos…

Para la elección del 13 de marzo el panorama para la Cámara de Representantes pinta de la siguiente manera: Tolima tiene seis representantes: dos del Partido Conservador, uno del Partido Liberal, uno de Cambio Radical, uno del Partido de la U, y uno del Centro Democrático. Todo indica que el mapa político regional podría mantenerse igual, aunque podría darse la llegada de un representante del Pacto Histórico si los partidos Cambio Radical y/o Partido de la U no alcanzaran el umbral.

Además, por primera vez se dará la elección de las curules de paz en los cuatro municipios del sur del Tolima, que son Ataco, Planadas, Rioblanco y Chaparral. Compiten por la curul de paz 11 organizaciones de víctimas, campesinas y sociales, de los municipios mencionados. Al igual que en otras regiones, han surgido amenazas a algunos candidatos/as como lo ha señalado la prensa regional; un hecho preocupante, que debe ser atendido por las autoridades para brindar garantías reales a todos los candidatos y electores interesados en participar en este proceso.

Con las curules de paz se presenta un fenómeno de cooptación política de sus candidatos por parte de los partidos tradicionales. Si esto se consolida, las esperanzas de renovación, y, especialmente, de tener representantes de las víctimas que defiendan sus intereses, terminarían truncadas.

La coyuntura electoral nos pone ante la premisa gatopardista que refiere lapidariamente que hay que cambiar todo para que a la hora de la verdad todo siga igual. Ese es el desafío en este punto crucial de la historia política del país y de la región: o empezamos a cambiar la cultura clientelista y corrupta, o nos mantenemos en la inercia del subdesarrollo, el atraso, la pobreza y la exclusión.

Hugo Rincón González.

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