Va uno y quedan tres

Hugo Rincón González

El gobierno del presidente Petro, ha sido sacudido por una gran turbulencia maximizada por la oposición, la Fiscalía y los grandes medios de comunicación, alrededor de las denuncias hechas por su propio hijo al poner un manto de dudas sobre la financiación de la campaña presidencial al cumplir su primer año de mandato.
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Más allá de si su presidencia está en riesgo de caerse aparatosamente lo que no es tan probable, lo que es claro es que el daño ha sido sustantivo y los opositores se relamen los bigotes ante esta crisis.

Este 7 de agosto han surgido análisis del primer año de gobierno de todos los matices, desde los que ven el acercamiento a la catástrofe como algo inminente hasta los que se dejan llevar por el entusiasmo haciendo énfasis en los aciertos de la administración. He tenido la oportunidad de leer varios, sin embargo, uno de los que considero más ponderados y soportados es el que acaba de publicar la Fundación Pares, denominado: Balances, fracturas y expectativas del primer año de Gustavo Petro.

En 82 páginas con soporte en fuentes bibliográficas y entrevistas a expertos, el texto analiza en ¿qué va el gobierno de Petro?, sus promesas de campaña, la ejecución presupuestal, la gobernabilidad y el congreso, su relación con los medios de comunicación, la paz total, la seguridad ciudadana, hasta llegar finalmente a la transición energética.

Lo que es claro es que el balance según el documento de Pares es agridulce. Los escándalos de corrupción surgidos desde el interior del propio gobierno han hecho que este tema haya sido uno de los pendientes más relevantes.

Petro puede reclamar como promesas cumplidas las siguientes: 1) Reforma Tributaria por 20 billones donde se pone a tributar a los más ricos; 2) Disminución de la inflación; 3) Ratificación el Acuerdo de Escazú; 4) Creación del Ministerio de la Igualdad; 5) Normalización de las relaciones con Venezuela, entre otras.

Entre las promesas no cumplidas aún están: 1) Política de empleo garantizado en que se incluyan labores de cuidado; 2) Sacar a la Policía del Ministerio de Defensa; 3) Negociación jurídica para desmovilizar al Clan del Golfo, entre otras.

El informe llama la atención en el cambio de la correlación de fuerzas al seno del Congreso y la dificultad que esto supone para la aprobación de las grandes reformas sociales y la posibilidad de que surjan por el contrario contrareformas impulsadas por la oposición.

Capítulo aparte es el referido a la relación tormentosa con la prensa y la FLIP. Ningún gobierno reciente había estado bajo el escrutinio feroz y pugnaz de los grandes medios como este. Se le reclama a esta administración su débil estrategia comunicativa para posicionar en la ciudadanía los logros del gobierno.

Un elemento interesante es el análisis del papel de la oposición política y la inexistencia de una figura de peso que se agigante ante los desaciertos del gobierno. Al contrario de lo que pasaba con los errores del expresidente Duque donde Petro emergía como alternativa en consolidación, en la actualidad esa figura no existe.

El informe destaca el posicionamiento en la agenda de discusión de las grandes reformas sociales, elementos que trascenderán este gobierno y seguramente definirán la suerte de las elecciones del 2026 apoyando candidatos que se comprometan con ellas.

Una recomendación final: leer el informe de Pares.

 

HUGO RINCÓN GONZÁLEZ

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