Un sincero gracias

María Yolanda Jaramillo G.

A la Alcaldía de Ibagué, el diario El Nuevo Día, la Fundación Abrapalabra, y demás empresas públicas y privadas que apoyaron el Séptimo Congreso Internacional de Educación sobre política, moral y enseñanza de la Historia (septiembre 20, 21 y 22). Es la primera vez y quizás la única que reúna personajes como: Malcom Deas, historiador inglés, especializado en el estudio de América Latina, Dr. Honoris causa de la Universidad de los Andes, Luz Adriana Maya Phd en Historia de la Universidad de París (Sorbona), Rocío Londoño Phd en Historia y Sociología de la Universidad Nacional, Margarita Garrido Phd en Historia de la Universidad de Oxford Inglaterra, y Jorge Orlando Melo, magíster en artes e historia latinoamericana de la Universidad Carolina del Norte, uno de los más reconocidos historiadores de Colombia.

En esos tres días del Congreso no podía dejar de pensar en una parodia, que leí de nuestro escritor William Ospina haciendo referencia a la imagen de una casa abandonada que se recorría con la imaginación “paredes manchadas, techos desvencijados, puertas caídas, hierba invadiendo los corredores, hasta se podía escuchar la letra de la canción… ya no vive nadie en ella, y a la orilla del camino silenciosa está la casa, se diría que sus puertas se cerraron para siempre, se cerraron para siempre sus ventanas”: esta representación me invitaba a sentir que esa triste historia de la “casa abandonada” es la “historia de Colombia”, abandonada en las aulas escolares, lo cual significa que estamos frente a un problema fundamental de calidad educativa, tanto en el proceso curricular, como los textos, documentos, archivos, métodos visuales y narraciones históricas para los niños; y de laboratorios de investigación para las ciencias sociales que faciliten el conocimiento de fuentes primarias y de archivos de memoria que validan las teorías narrativas históricas.

Es necesario dar sentido a la historia y que el estudiante lo asimile de la misma manera, así, incluso los contenidos pueden pasar a un segundo plano. Dar sentido a la historia es motivarse y por consiguiente motivar a otros a interesarse, a entender el mundo con todos sus sistemas, estructuras y tendencias, lo cual resulta más interesante que la misma conformación de sociedad. Es buscar respuestas en conexión directa con las Ciencias Humanas, en la dinámica de la realidad vivencial. La reflexión del Congreso se centra en resignificar los sentidos del contexto histórico, que nos permite explicar y llegar muy seguramente a desentrañar la causalidad de los hechos y su interdependencia de tiempo y espacio con metodología que propicie la integración dentro de la realidad dinámica en la cual vivimos.

Además se inscribieron cuarenta ponencias de colegios y universidades; afortunadamente hubo una nutrida asistencia de profesores, pero se notó la ausencia de la Universidad del Tolima (Facultad de Educación - Humanidades y Arte) lo mismo que los representantes de Calidad Educativa del departamento y del municipio, quienes en ultima instancia deben conducir los procesos que resignifiquen las ciencias sociales en las instituciones educativas, al no atender estos llamados, ¿estas personas podrán tener el criterio suficiente para desarrollar propuestas que dignifiquen la historia?.

Comentarios