Suicidio de Óscar Fabián Mendoza

María Yolanda Jaramillo G.

Ha suscitado toda clase de reacciones, en referencia al comentario de la Secretaria de Salud de Ibagué, Dra. Johana Aranda, al manifestar la incidencia de lo sucedido como “Ausencia de Dios”.
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Tan literalmente se ha tomado esta expresión, que no permite ser considerada como un impulso de manifestación religiosa, y no como se pretende, que ella quiere suplantar todo el código establecido por las instituciones, encargadas de la atención en salud mental, con la invocación a Dios y por la oración.

Es increíble, cómo se manipula lo que a nuestro criterio merece un rechazo. Hasta la Asociación Colombiana de Psiquiatría (El Nuevo Día marzo 5) rechazó la postura de la Dra. Johana Aranda. Si recordamos hace miles de años, cuando el ser humano, no podía explicar los numerosos fenómenos naturales, como el estallido del rayo, la lluvia, el día, la noche, etc, se le atribuía a un ser superior (Dios).

Posteriormente en los últimos siglos, la ciencia encontró explicaciones a estos interrogantes, quienes lo hicieron, se convirtieron en exponentes de la verdad, los científicos, quienes sabían todo en relación con el mundo físico; pero seguía latente el impulso religioso, que se calificó como forma de vida, que habla de valores y más que un lenguaje de símbolos, prevalece la fe, y la fe es algo que se elige. No existe método científico alguno, para determinar “cómo deberían comportarse los seres humanos”.

Óscar Fabián no recibió la atención oportuna para evitar su suicidio; el Instituto Colombiano de Bienestar Familia – Icbf, ejercía su tutela desde los 12 años, además era apoyado por Aldeas Infantiles SOS, y tenía una madre sustituta, todo este acompañamiento ¿de que sirvió?... para completar su oscuro y solitario entorno, su hermano menor lo habían dado en adopción en el extranjero, le suprimieron su único enlace familiar; logró entrar a estudiar Ingeniería Industrial en la Universidad de Ibagué, la cual, seguramente ignoraba su alto índice de depresión, no se estableció un enlace con las personas que podrían haberle ayudado desde la institución, un mes antes del suicidio ya lo había intentado, como es que esto no permite una rápida acción frente a estos hechos. En mi concepto y quizás en el de muchos, esto revela que no hay “capacidad cohesionadora” entre las instituciones, que tienen responsabilidad con pacientes que requieren tratamiento en salud mental.

Solo una investigación real realizada por la Secretaria de Salud que se encuentra conmovida por estos hechos, determinará cómo se actuó en este caso del acompañamiento de Óscar Fabián, esto permitiría no cometer más errores, y así obrar en “Presencia de Dios”, con actuaciones de un alto sentido de responsabilidad, solidaridad, y mucho amor, de quienes tienen la misión de salvar vidas, y no en “Ausencia de Dios” sin responsabilidad y sin amor, como pasó con Óscar Fabián, una vida que pudo ser salvada.

MARÍA YOLANDA JARAMILLO

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