Juego táctico

Diego Fernando Jiménez

Un equipo asesor en una compañía es similar al coach que tiene un equipo de fútbol, donde tan solo once salen a la cancha. Es la fortuna de recibir comentarios distintos al habitual comité de aplausos, dado a que este tipo de profesionales no ven las cosas como todos al interior. Por su puesto que un consultor está obligado a sentir su necesidad, a ponerse los guayos, pero con una mirada técnica y analítica. Se debe ser consciente de ello.

No caiga en tres errores frecuentes, porque las consecuencias le sacarán tarjeta amarilla: no compita con sus consejeros, no decida sin tener en cuenta sus consideraciones y no intente ocupar su lugar, por creerse único conocedor del negocio. Razones, hay bastantes, pero la más importante es que si a su compañía le va bien, a ellos les irá bien.

No llegue al terreno de la “yoidad” y mucho menos permita que ellos también jueguen a lo mismo.

A una firma asesora no le interesa competir con su cliente, así como en el fútbol a un director técnico no le interesa competir con su delantero; tan solo quiere enseñarle trucos con el balón para que este último sea quien marque los goles. Usted como gerente o directivo se puede comparar al delantero, quien tiene sed de anotar; y el equipo asesor es equiparable al director técnico, quien quiere ayudarle a ganar, a enviar el balón hasta el fondo del arco.

Un consultor se especializa, se convierte en un estratega que analiza las empresas fuera del campo de juego. Desde allí, ve a los jugadores sin poder tocar el balón como lo hace en los entrenamientos. De esta manera, puede interpretar qué está fallando, observa a la competencia sin sesgos, sin emociones y bajo un marco de realidad. Por lo tanto, el asesor no deberá emplear eufemismos para aconsejar decisiones que permitan mejoras, eviten crisis o promuevan cambios oportunos, que le den un nuevo rumbo al partido.

Y como todo en la vida, o en el fútbol, lo anterior debe ser dosificado o ¿qué sucede cuando el entrenador se desespera y la embarra? Lo envían a la tribuna. La creencia tampoco puede ser que el asesor siempre tiene la razón por su condición. A lo que sí está obligado un equipo externo, es a proponer y buscar alternativas, abrir el debate y promover decisiones conjuntas y sensatas.

Por más enlodados que se puedan encontrar al interior de su empresa, si sus asesores formulan soluciones y no se estancan en culpabilidades, que le hagan perder tiempo, le aseguro que a ninguno le sacarán tarjeta roja. Los aciertos colectivos harán que no descienda en la tabla de posiciones del campeonato… o del mercado.

Consultor en publicidad y comunicaciones

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