La solidaridad

José Adrián Monroy

Desde siempre nuestro país ha tenido que vivir momentos difíciles; por un lado, la violencia que pareciera estar incrustada en nuestro ADN y que hace parte de nuestra idiosincrasia, pues aquí se presentan todos los tipos de violencia: física (ya nos acostumbramos a la agresión sin razón), psicológica o emocional, sexual, económica, de género, etc.
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Además de la violencia, también hemos padecido la corrupción política y administrativa que ha sido indolente ante los sectores menos favorecidos, por supuesto la tragedia por el  Covid-19 que sacó a flote las debilidades de todo el mundo, en fin; solo son algunos ejemplos de las situaciones que nos han agobiado a lo largo de la historia. 

Traigo esto a colación porque ayer, se conmemoró el Día Internacional de la Solidaridad Humana, un valor que junto con el respeto, deberían ser pilares indiscutibles de cualquier sociedad. La solidaridad es el apoyo o la adhesión circunstancial a una causa o al interés de otros en situaciones difíciles. La palabra solidaridad viene del latin “solidus” que significa “solidario” y es uno de los valores humanos tradicionales, muy relacionado con la compasión y la generosidad, y que tiene que ver con los ánimos de cooperar y brindar apoyo a una persona que lo necesita en su mayor momento de vulnerabilidad.

Entonces, si realmente aplicáramos este valor a nuestra vida diaria, sin duda seríamos un mejor mundo, sin embargo, cada vez son más escasos los actos de solidaridad hacia los demás, muestra de ello, fue la actitud asumida por el sistema financiero ante la crisis sanitaria y económica producida por la pandemia. Los bancos no se compadecieron de la circunstancia de miles de colombianos que necesitaban de una ayuda oportuna, real y efectiva, tan sólo otorgaron y de mala gana, plazos muertos sin hacer aunque sea una rebaja de costos financieros o intereses.

Por lo tanto, el ser solidario implica ponerse al servicio de los demás en un acto de desprendimiento de cualquier interés o prejuicio personal; se trata de servir, servirle a su entorno, familia, amigos y en general a quien necesite de nosotros. Así que en este diciembre, en donde se cierra uno de los años más complejos para todos, haga una introspección, revise que tan solidario es, y sino, aún está a tiempo de introducir este valor a su vida y ser generoso; porque como lo reza el viejo adagio: “Quien no vive para servir, no sirve para vivir”.

JOSÉ ADRIAN MONROY TAFUR

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