¡Tengo miedo!

Juan Carlos Aguiar

Sí, tengo miedo. Y no me da pena decirlo. Como periodista he vivido muchas cosas: he sido testigo de maravillosos triunfos y logros; también he presenciado la tragedia de hombres y mujeres; pero sobre todo he visto, maravillado, la inmensa capacidad que tienen los seres humanos para reponerse de sus dramas, por difíciles que sean.
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He estado en terremotos, huracanes, inundaciones, protestas, masacres, combates. Desastres en los que los integrantes de los medios de comunicación hemos sido puestos a prueba. Cada vez que ocurre un hecho de estos, la inmensa mayoría de las personas sale en busca de protección o refugio, mientras los periodistas, camarógrafos, fotógrafos y técnicos, llegamos en manada, cuidándonos unos a otros.

Lo hacemos con la pasión que tenemos por este oficio y dominados por la adrenalina que se desata cuando perseguimos una noticia. Siempre con pasos firmes, sin titubear. Las salas de redacción nunca se han detenido, ni siquiera en los momentos más crueles de nuestra historia. No ha sido fácil, pero sí ha sido muy gratificante. Construí mi vida disfrutando el periodismo y me enorgullezco de ello. Ahora, cuando una pandemia amenaza a la humanidad, veo como los medios no se detienen y, con la mirada al frente, cumplen con su invaluable misión.

Esta semana, mientras grababa una historia en las calles de Miami, fue desalojado de urgencia Newsport, el edificio donde funciona la División de Noticias de Univision, en la misma ciudad estadounidense. Se acababa de conocer que un compañero dio positivo en el test de coronavirus y era necesario desinfectar a fondo nuestras instalaciones. Digo nuestras porque para los periodistas las salas de redacción son nuestra casa, incluso antes que nuestros propios hogares. De forma admirable el equipo reaccionó velozmente y fueron adecuados los estacionamientos como estudios, para mantener la transmisión al aire. Las noticias nunca se detienen.

A ese grupo de profesionales, que trabajó a toda marcha y sin descanso, dedico este espacio como forma de hacerles saber mi admiración, y con ellos a los reporteros del mundo que siguen transitando esa delicada línea del peligro para mantener conectada a la sociedad con una realidad que parece abrumarla. Reconozco que tengo miedo, como muchas veces en el pasado, pero este no logra detenerme. Y no, no se trata de un acto de irresponsabilidad ni mucho menos de una desenfrenada valentía que no tengo, es simplemente un deber moral con la vida que decidí llevar cuando aún era muy joven. Como periodista sé perfectamente que me debo a la audiencia que necesita saber qué está pasando y cuál es la mejor manera de afrontarlo.

Como hijo, hermano, esposo y padre, sé que debo cuidarme para regresar a casa. Sé que mi familia me entiende y me apoya porque conoce mis pasiones. Gracias Univision por permitirme hacer parte de su equipo. Gracias infinitas a tantos colegas, entre ellos grandes e incondicionales amigos, que me han enseñado, a lo largo de los años, a ser mejor periodista, pero sobre todo a convertirme en mejor ser humano.

Ahora es momento de que todos, juntos, mantengamos la esperanza de que esta nueva amenaza podremos superarla en un esfuerzo mancomunado y cumpliendo con las recomendaciones de las autoridades. Y por saber qué sucede no se preocupen, nosotros seguimos informando.

JUAN CARLOS AGUIAR

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