El sentido de la navidad

Juan Manuel Díaz

Hay sentimientos encontrados por estos días en el mundo. Por un lado, estamos a la expectativa de la llegada de la vacuna y en la lucha contra el virus, y por el otro, mañana será navidad, y el Niño Dios tendrá que nacer con tapabocas incluido, debido al gran número de contagios y muertes que tienen las UCI colapsadas en el país.
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Muchos son los deseos que puede haber bajo el árbol de los colombianos por estos días. Cosas materiales, lujos, el celular de moda, y hasta los tenis de J. Balvin, que bien costosos que sí salieron; pero hoy es necesario hacer un alto en el camino para recordar las cosas verdaderamente importantes de esta época, y que deben estar en alta estima en el corazón de cada uno de nosotros.

Quizás en ningún otro año había tenido tanto sentido estar bien de salud, y haber pasado el año en limpio sin enfermedades como en este 2020. Seguramente, en la mesa de muchos faltarán personas, unos porque han fallecido por cuenta de aquella pandemia que nunca nos imaginamos vivir, y otros, porque sencillamente no pueden estar por diferentes razones.

Usted lector que tiene ahí a su mamá o a su papá, o puede disfrutar de una cena con su círculo cercano, hoy quiero decirle que atesore esos momentos, que los disfrute y los valore como nunca, pues ya es ganancia, que pueda reunirse con ellos por estos días, cuando la esperanza pareciera desvanecerse para muchos.

Si quisiéramos remitirnos a las leyendas bíblicas y a la historia de la navidad, tendríamos que apelar a los valores familiares, a la unión y los sacrificios de María y José, y las incomodidades que pasaron para llegar a Belén. A la caridad de los Reyes Magos, pero, sobre todo, al amor familiar y la entrega de dos padres por su hijo que acababa de nacer.

Aun cuando vemos todavía tanta gente preocupada por lo material, por las cosas que no nos llevaremos con nosotros al sepulcro, vale la pena gritar con todas las fuerzas, que la navidad es más que eso, que la navidad es estar completos, y es tener a quien sonreírle cuando el reloj marque las 12 de la noche.

Esa es la reflexión que hoy quiero hacer. Por nada del mundo se lamenten si no hay el regalo material esperado bajo su árbol, y ojalá que los más pequeños así pudieran entenderlo.

No exponga su familia al virus, violando las leyes establecidas por las autoridades. Si puede, evite los abrazos y los besos, ya será mucha ganancia poder estar vivos para pedirle al Niño Dios, que la vacuna llegue pronto, y que ninguno de los nuestros, perezca, mientras eso pasa.

¡Feliz navidad para todos!

 

JUAN MANUEL DÍAZ

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