Alternancia educativa, pero con todas las garantías

Juan Manuel Díaz

Poco a poco se van flexibilizando las medidas generadas para combatir la pandemia, que paulatinamente ha ido dándonos un respiro.
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Hoy con la primera persona vacunada en Colombia, y con el anuncio de la llegada de otro lote de vacunas en próximos días, ha regresado la esperanza, más aún cuando la OMS ha indicado que ha bajado a la mitad el número de contagios global desde principios de este 2021. 

En el caso de Ibagué, desaparecieron las medidas de “toque de queda”, y aunque se mantiene el “pico y cédula” para los bancos, los ciudadanos en su mayoría han sido más conscientes para evitar las reuniones sociales y demás focos de contagio, viéndose ello reflejado en la disminución de ocupación de camas UCI. No obstante, no podemos bajar la guardia.

Se han abierto los restaurantes, bares, y otros sitios de esparcimiento, y de alguna manera la economía se ha reactivado nuevamente. Aun con los temores que pueda generar, no debe caber duda que el paso a seguir debe ser que los colegios y universidades retornen a la presencialidad con alternancia, y en ello han venido trabajado las autoridades e instituciones educativas, para que en el menor tiempo posible se haga una verificación por parte de las secretarías de educación y de salud y puedan certificar que en efecto cada colegio del departamento cuenta con los protocolos necesarios para salvaguardar la vida de los niños, niñas y adolescentes.

Sin embargo, aquí es necesario aclarar que además de la responsabilidad gubernamental y de las instituciones educativas cada padre de familia debe hacer un trabajo de conciencia con sus hijos. Desde el inicio de la pandemia todos sabemos que cuidarse es una decisión personal, y en este caso, la familia debe ser la primera línea de enseñanza. 

La nueva normalidad debe indicar que el estudiante que en el retorno a clases presenciales no use el tapabocas, viole el distanciamiento o las medidas de autocuidado, debe ser sancionado, anotado en el observador, y demás castigos que contemple el manual de convivencia del colegio.

Probablemente sea difícil acostumbrarse tal y como lo fue permitir que nos tomaran la temperatura, nos lavaran las manos en alcohol en los centros comerciales, y demás acciones que antes no hacíamos; pero los niños, niñas y adolescentes ya requieren volver a correr en el parque del colegio, regresar a las aulas a compartir con sus compañeros así sea desde lejitos, o simple y llanamente volver a esos espacios que dejaron de ver hace un año. 

Ojalá que algunos docentes de Simatol y que se han mostrado reacios a la alternancia, también piensen en sus alumnos y en la necesidad de volver a las aulas, eso sí con todas las garantías.

JUAN MANUEL DIAZ BORJA

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