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No obstante, y aun con todo lo que falta, especialmente en la protección de la vida y los derechos fundamentales de la mujer, resulta inconcebible que año tras año, los 8 de marzo se conviertan en lo que fueron, no solo en Ibagué, donde distintos colectivos de mujeres marcharon y rayaron monumentos y la Catedral, sino en Colombia, y en distintos países, donde se volvió costumbre, “conmemorar” o pedir un pare a la violencia, con actos que pudieran consolidarse violencia por parte de algunas mujeres.
Es una necesidad imperiosa trabajar por los derechos de ellas, de quienes nos han dado vida y lo han entregado todo por la sociedad, es fundamental exigirlos desde los escenarios políticos donde realmente tenga peso un discurso como el que tienen algunas feministas, sin radicalismos y agresiones, que en la mayoría de casos propician violencia contra los hombres.
Estamos cansados como sociedad de ver feminicidios, acoso de cualquier tipo, violencia doméstica y maltrato, y como hombre me sumo a repudiar esas acciones, y a defender a cualquier mujer, sin necesidad que sea mi madre, hermana, esposa, o sobrinas. Con lo que no quisiera comulgar es con el discurso de odio contra la sociedad, contra los hombres que muchas veces también damos nuestra vida para luchar por ellas, pero, sobre todo, contra el silencio de quienes dicen ser libertarias y rechazan la violencia, pero agreden como lo hicieron con Jorge Cuéllar, fotógrafo de EL NUEVO DÍA.
Todo mi cariño y respeto a mujeres valiosas de esta sociedad como Olga Lucía Alfonso, Adriana Magaly Matiz, Ana Paola Agudelo, entre muchas otras mujeres de distintas vertientes políticas, estratos y profesiones que a diario dan ejemplo en nuestra región, y estoy seguro que ninguna de ellas, avala comportamientos impresentables como el del lunes.
Para defender y luchar por las mujeres no hace falta agredir a los hombres, ni mucho menos salir a rayar paredes y tirar piedra. No se puede ser tan básico en la vida, y menos para que al otro día, las mujeres trabajadoras de Interaseo, tengan que lavar y limpiar todo el reguero que dejó la jornada. Hay que replantear esas manifestaciones.
PD: ¿Es verdad lo del uso del estadio Murillo Toro para evento privado del señor Alcalde?
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