Si se calla “el mundo”...

libardo Vargas Celemin

Parodiando la hermosa canción de Horacio Guaraní, se pudiera decir: “Si se calla “El Mundo”/ se quedan solos los humildes gorriones de los diarios” y Medellín pierde un medio de expresión caracterizado por su afán de formar a la niñez, llevar la cultura a los hogares y participar en los foros y debates, convencidos que, con poemas, entrevistas, reportajes y columnas, se trazan caminos que conducen hacia la paz, la democracia y al pluralismo.
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“Más que con un recuento histórico de lo que hemos sido, queremos cerrar este espacio con una invitación a todos nuestros lectores para que no cesen en su responsabilidad humana y ciudadana de conocer y comprender el pasado y el presente, para así poder enfrentar los enormes retos que nos depara el futuro. Entre ellos, la libertad”. Con este editorial, el pasado 2 de agosto se despidió “El Mundo” de sus lectores. En sus instalaciones se apagaron las luces, la penumbra se tomó el pasado, sin embargo, un pequeño destello quedó rondando con la esperanza de volver algún día a retomar su camino.

La primera edición de “El Mundo” circuló el 20 de abril de 1979 desafiando las adversidades de entonces y con un compromiso claro: luchar por la libertad desde la cultura, y a fe que lo logró, con un tesón y un compromiso de quienes trabajaron en él. En la calle “los humildes gorriones” inundaron con sus gritos los titulares de las últimas noticias y la ciudad tuvo otra mirada de la realidad. Pero la lucha no era fácil en el campo económico, tampoco en el político, dada la hegemonía partidista que por entonces se vivía en la región.

El periódico se volvió un espacio de formación periodística. El mismo García Márquez fue uno de sus conferencistas en talleres de periodismo, de igual manera hizo parte de sus páginas Héctor Abad Faciolince y se le abrieron las puertas a jóvenes como Pablo Montoya que publicó allí  sus primeros textos. Los suplementos culturales ganaron importancia en el país. Las entrevistas a grandes escritores, las reseñas de exposiciones, los comentarios de libros, música y cine hicieron de su lectura, no solo momentos de entretenimiento sino también de fundamentación.

Los problemas que agobian a los periódicos, especialmente regionales, son múltiples, sobre todo la competencia con la digitalidad, las oscilaciones políticas y ahora el Covid 19 con su arrasamiento socioeconómico. “El Mundo” había pasado de diario a semanario y finalmente online, pero no fue posible salvarlo. Esto  debe servir de experiencia para rodear a El Nuevo Día, el ‘Periódico de los tolimenses’ y evitar que se silencie su voz, porque como lo dice Horacio Guaraní: “Que no calle el cantor, porque el silencio cobarde apaña la verdad que oprime”.

LIBARDO VARGAS CELEMIN

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