¿Diplomacia u oportunismo?

libardo Vargas Celemin

Las pasadas elecciones en los Estados Unidos, no solo fueron un remedo de debate de ideas y de enfrentamientos, donde los temas no pasaban por el cedazo de las argumentaciones, sino por un show mediático de imprecisiones, insultos y mentiras, sobre todo de Trump, quien se sentía perdido antes de comenzar las votaciones.
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En esta contienda el republicano perdió, no solo la presidencia, sino también sus aptitudes histriónicas y ha quedado reafirmada su personalidad de autócrata y déspota. El tono desafiante que ha usado dista mucho de un político en campaña. La poeta y columnista de El Espectador, Piedad Bonnett, se preguntaba el pasado domingo ¿Por qué votar por un canalla? La respuesta no es otra que la descomposición ética, política y económica de una comunidad hedonista, superficial, violenta, atrapada en las redes del consumismo y la banalidad.

Pero también hay un hecho externo que suscita interés y tiene que ver con las posturas mundiales y con las reacciones de líderes de distintos países, especialmente latinoamericanos. Resulta paradójico que el presidente de México, por ejemplo, no haya tomado una posición frente a los resultados parciales y, por el contrario, haya hablado del buen tratamiento que le dio Trump a México, cuando la opinión pública reconoce la persecución a que fueron sometidos sus paisanos y el tratamiento que se les da a los latinos. Olvida también el nefasto muro que se está construyendo entre los dos estados. El caso de Bolsonaro es apenas predecible, pues hace parte de esa especie de sindicato que montó Trump y otros políticos para apoderarse del mundo.

Si bien es cierto el triunfo del partido demócrata no es la panacea, no se va a terminar de la noche a la mañana el dominio imperialista, si se espera un respiro ante las arrasadoras medidas tomadas por Trump. Aunque en su campaña este magnate tildó varias veces a su contrincante como un socialista que va a traer la revolución al país más capitalista del mundo. Esto no es más que un señalamiento mentiroso, sacado de las estrategias que ha diseñado J.J. Rendón, un asesor de imagen de varios candidatos de este continente, para engañar a las masas con sus difamaciones. Este modelo parece haber permeado la política gringa, especialmente en la Florida, donde el candidato republicano recitaba el mismo eslogan del castro-chavismo que conocimos en campañas recientes en nuestro país.

El gobierno de Duque tendrá una piedra en el zapato por las políticas que agencia, especialmente la paz, el asesinato de líderes sociales y la conservación ambiental, por eso ya comenzó a transformar su discurso. En su mensaje de felicitaciones a Biden escribió: “Trabajaremos juntos en fortalecer la agenda común en comercio, medioambiente, seguridad y lucha contra el crimen trasnacional”

¿Diplomacia u oportunismo?

LIBARDO VARGAS CELEMIN

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