La increíble y triste historia de Alejandría

libardo Vargas Celemin

De espaldas a la cámara; inclinada por los 86 años que pesan sobre su espalda; custodiada por dos policías que le han esposado sus manos, esta foto de Alejandría recorre el mundo con el enfado y la indignación de los que se enteran de que fue detenida por intentar robar tres libras de arroz en un supermercado, porque tenía hambre. Esto sucedió en la población de Santa Rosa de Cabal, en Risaralda y, más que un hecho insólito, nos debe llevar a una profunda reflexión sobre la gerontofobia y deshumanización que vivimos en el país. 
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El periodista Randy Correa, narró que: “el encargado del local comercial amenazó a los policías, con una denuncia ante la Procuraduría General de la Nación si no detenían a la mujer y de inmediato notificó a la Fiscalía, quien determinó que la abuela se debía conducir a la estación como parte del debido proceso”. Posteriormente intervino la Alcaldía, se localizó su vivienda, le prometieron ayuda y, según versiones que corrieron, la anciana ya lo había hecho antes, porque sufre de episodios de cleptomanía. 

El portal Mayo Clinic, define la cleptomanía como un: “Trastorno del control de los impulsos que provoca una necesidad irresistible de robar”. Si es cierto que la anciana sufre de esta perturbación mental, resulta más grave la actitud asumida por el responsable del supermercado, cuando omitió inicialmente llamarla para conciliar, hablar con las autoridades de salud y no someterla a la vergüenza y al escarnio público, pero la mezquindad y la insolidaridad son características de personas que solo les importa los resultados económicos de lo que hacen.

La policía también faltó al cumplimiento de la ley contra el maltrato del adulto mayor. Uno se pregunta: ¿Cuál es la peligrosidad de doña Alejandría que tienen que esposarla para que no huya? ¿No pensaron nunca que podría tener familia cerca? ¿Opuso tanta resistencia que debieron inmovilizarla?, y muchos otros interrogantes que saltan a la vista, pero como sabemos, en nuestro país hay un dicho muy popular: “La ley es solo para los de ruana”, y los entes de control como la Fiscalía, solo se interesan en los casos que dan publicidad, como lo demuestran hechos recientes. Dar la orden de llevar a esa anciana a una estación de policía por haber intentado robarse el equivalente a nueve mil pesos, es un despropósito de quienes supuestamente tienen la obligación de la protección de los vulnerables, pero engavetan miles de casos cometidos por los verdaderos ladrones. Doña Alejandría, antes que ser castigada debe ser protegida por las autoridades, prestarle los servicios de salud que requiera y pedirle perdón por el abuso cometido. 

Como en el caso del cuento de García Márquez, la abuela no era tan desalmada.

Libardo Vargas Celemin.

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