¿Un ibaguereño, posible presidente interino Colombia 2022 – 2026?

libardo Vargas Celemin

Para no aumentar el estrés que me produce la degradación de la política colombiana, he optado por leer solo notas insólitas y EL NUEVO DÍA del pasado martes, me suministró una perla que me recordó la lectura de “Cien Años de Soledad”, con su arsenal extraordinario de hechos mágicos, llenos de humor e hipérboles.
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Esta nota hablaba del trámite que se encuentra adelantando el ciudadano Rodrigo Cabrera González para que se le reconozca su condición de presidente interino de Colombia, de acuerdo con la Ley 137 de 1994.

Creí que era una broma. Sin embargo, logré gracias a la redacción del periódico, ubicar a este personaje. Cuando pensé encontrar un activista contestario, escuché una voz reposada y amable. Me contó que había nacido en la Clínica Minerva, a una cuadra del Parque Murillo Toro. Aunque no tiene títulos, su autodidactismo le ha permitido explorar diversos campos del saber y atreverse, como lo hizo Melquiades, a proyectar el futuro de este Macondo. Me habló de su proyecto favorito, la criptomoneda Krack y los millones de empleos que producirá.

Cabrera González envió al Consejo Nacional Electoral el 28 de abril, una carta donde les informaba que se había autoproclamado Presidente de Colombia para el próximo periodo por cinco razones, no muy coherentes, pero que hacen parte de las preocupaciones cotidianas de los colombianos. Oyéndolo hablar me pareció un iluso, soñador  o tal vez un obsesivo. 

Colombia no tiene experiencia con la figura del presidente interino. Mi rápido paneo por la historia del país no reportó un experimento del que se pueda hacer una valoración. Sin embargo, en febrero  de 2019, un exactor, Alejandro Muñoz, hizo algo similar en la plaza de Bolívar de Bogotá. Reunió seguidores,  y les arengó, pero su campaña se disolvió en medio de las risas y las tomaduras de pelo. Lo que sí existe todavía es el decadente ejemplo de Guaidó en Venezuela, patrocinado por el águila del norte y el carga- ladrillo del sur, este último pretendió prestigio internacional y al final fue un descrédito mundial. 

Parece que Rodrigo Cabrera va a limitar su trabajo como presidente interino a sus alegatos jurídicos y manejar un bajo perfil, solamente desea mostrar sus capacidades, propuestas, creaciones y trabajos. Como conozco la idiosincrasia del pueblo ibaguereño, estoy seguro que gran parte de ellos, en lugar de apoyarlo, se van a oponer en la tarea de descalificarlo e impedir que su nombre se una al de los expresidentes temporales Gabriel París y Deogracias Fonseca, nacidos también en esta ciudad y miembros de la Junta Militar de Gobierno que presidió el país por algunos meses en el año 1957. 

Así, va a ser difícil tener un paisano en la Casa de Nariño.

 

LIBARDO VARGAS CELEMÍN

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