Reforma a la salud: urdimbre de intereses

libardo Vargas Celemin

La Reforma a la Salud es un tema muy complejo, sus implicaciones tocan todas las esferas y la más importante de ella, la vida de los seres humanos, pero esta prioridad que debiera ser el compromiso central de todos, resulta supeditado a intereses particulares, pues la salud es un negocio y cualquier modificación a las políticas públicas generan controversia, porque siempre habrá perjudicados con la aplicación de los modelos en la prestación de los servicios. Por eso cualquier debate debe adelantarse pensando en grande y no desde la capilla partidista o empresarial
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No se puede negar que la salud ha avanzado en los últimos años, sobre todo con el aumento de la cobertura, pero el punto de partida es precisamente una reflexión sobre la calidad misma. No podemos negar que la aplicación de la Ley 100 presenta serios problemas en la oportunidad de los servicios, tampoco se pueden esconder las trabas en la prestación de los mismos y la mejor evidencia de ellas son las miles de quejas diarias que se reportan y el número de tutelas que ganan los usuarios, pero que las autoridades incumplen.

Los hospitales públicos y las entidades privadas que adelantan la atención sufren continuamente su desfinanciación por las enormes deudas de las EPS. El entramado Kafkiano frente al cobro de la facturación resulta increíble y, pese a que las empresas prestadoras de salud reciben oportunamente los dineros de la Unidades de Capitación por parte del gobierno, estas ejercen una especie de reten que someten a la iliquidez a quienes atienden a los pacientes.

Además de su obligación legal de entregar las UPC el gobierno entra a subsidiar las crisis de las EPS. El caso más aberrante ha sido el de Saludcoop, donde los colombianos debimos aportar más de un billón de pesos, para subsanar los huecos que la corrupción dejó.
La reforma que presenta el actual gobierno enfatiza en la atención primaria y tiene el derecho a la salud como principio fundamental. Para implementar este modelo se requieren ingentes esfuerzos, pero experiencias como la cubana han demostrado sus bondades, sin descuidar la atención de niveles superiores.

Que bueno que la discusión de la reforma tenga como principios la equidad y la solidaridad pensando con apertura mental y no como ocurre ahora que quienes condicionan el voto positivo, son los partidos tradicionales que han sido responsables de los errores de la implementación de las EPS, porque su interés electoral prima sobre el bienestar del pueblo.

El proyecto requiere ajustes, claridad de procedimientos, fortalecer la participación comunitaria, dignificar el trabajo de sus servidores, establecer mecanismo de control y tantos otros aspectos susceptibles de mejorar. Para eso son los debates y no para defender ciegamente lo que hoy existe.

LIBARDO VARGAS CELEMÍN

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