Santanderistas en el vecindario

Todo parece indicar que también las oligarquías venezolanas están poseídas por ese nefasto síndrome que pretende obligar a la realidad a parecerse a las normas legales o, al menos, a que nada pueda hacerse si no es con arreglo a lo que alguna disposición señale.

Todo parece indicar que también las oligarquías venezolanas están poseídas por ese nefasto síndrome que pretende obligar a la realidad a parecerse a las normas legales o, al menos, a que nada pueda hacerse si no es con arreglo a lo que alguna disposición señale. 

A ese leguleyismo que lo envuelve todo, que lo perturba todo, que impide que lo que es realmente justo y bueno prevalezca sobre lo que está reglado, es a lo que entre nosotros se ha denominado “santanderismo” y a lo que debemos alguna buena parte de los lastres con que le toca cargar al Estado, y que le dificultan atender las necesidades de la sociedad con la eficiencia que es de esperar. 

A raíz de los recientes percances de salud del presidente Hugo Chávez, por cuya gravedad se presume que no pueda estar listo el 10 de enero para su posesión, se ha desatado un debate de padre y señor mío acerca de si esa fecha se puede aplazar o no, cuando lo que debería estar en consideración es el hecho de que es Chávez quien ha venido desempeñando el cargo y será él quien lo continúe ejerciendo. 

No estando prevista ninguna alteración en los programas que se vienen cumpliendo, ni ninguna rotación en las fuerzas que manejan el poder, la mencionada fecha tiene un carácter meramente formal, pues lo de fondo serán las continuidades anotadas. 

Las disposiciones constitucionales respecto de las fechas y rituales aludidos son, en realidad, un mandamiento orientado a evitar que, por no haber señalamientos al respecto, un mandatario se amañe en el poder más allá del tiempo para el que fue elegido y, pretendiendo burlar la intensión que el electorado manifestó en las urnas, postergue sin consideración alguna la fecha de posesión de quien habrá de sucederle.

¿Será el anterior el caso de Chávez? Por supuesto que no. Ya son muchas las ocasiones en las que este Mandatario ha resultado favorecido con la clara decisión mayoritaria de su pueblo de avalarle sus programas y propósitos al frente del Estado. 

Otra cosa es que sus eternos opositores, las oligarquías venezolanas, quieran pescar en río revuelto y presentarse como las defensoras a ultranza de una constitución a la que alguna vez quisieron borrar de la tierra de Bolívar mediante un golpe militar, y hacer prevalecer de ella, no el espíritu democrático que la anima, sino el articulito aquel que obligaría a Chávez a salir de su cama de convaleciente a cumplir con el ritual de la posesión de un cargo en el que está posesionado desde 1999.

¡Vaya espíritu “santanderista” el que también anima a estas oligarquías vecinas!     

Credito
RODRIGO LÓPEZ OVIEDO

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