¡Venezuela, cero y van 17!

Henrique Capriles Radonsky, actuando en representación de las oligarquías venezolanas, de sus grandes medios y de las multinacionales del Imperio, casi logra este 14 de abril, con 7,3 millones de votos, abrirle un paréntesis al proceso revolucionario que hace 14 años inaugurara el más grande de los venezolanos nacidos en los últimos 200 años, el presidente Hugo Rafael Chávez Frías.

Henrique Capriles Radonsky, actuando en representación de las oligarquías venezolanas, de sus grandes medios y de las multinacionales del Imperio, casi logra este 14 de abril, con 7,3 millones de votos, abrirle un paréntesis al proceso revolucionario que hace 14 años inaugurara el más grande de los venezolanos nacidos en los últimos 200 años, el presidente Hugo Rafael Chávez Frías: Hugo Chávez le enseñó a su pueblo que la única política honesta es la que está ligada a los intereses de los más humildes, y que para ejercerla solo se requiere de ese espíritu democrático que es tan fácil de cultivar cuando se ama al pueblo, pero que resulta tan esquivo cuando se cifra en el lucro personal toda la razón de ser de la existencia.

Inspirado en esa filosofía democrática y revolucionaria, Chávez comenzó a recogerle los hilos a la oligarquía zángana y estéril y a elevar la calidad de vida de la población, comenzando por sacarla del analfabetismo, por propiciarle otros niveles educativos, por curarle las heridas de años de hambre y enseñarle que tener patria es tener derecho a satisfacer todas las necesidades.

Casi que no es suficiente. El discurso sin contenido de Capriles, acuciosamente amplificado por los grandes medios, y las triquiñuelas de una oligarquía que, con tal de defender sus intereses de largo plazo, no tuvo empacho, por ejemplo, en sabotear sus propios mercados a través de escaseces y carestías artificiales, mientras propiciaba la peor violencia jamás sufrida en Venezuela, logró acercar tanto su votación a la de Maduro que, apenas oídos los resultados, anunciaron el desconocimiento de los mismos.

Por fortuna, la expresión numérica de la democracia, que por supuesto no es suficiente, le da las banderas de la victoria a quien conquiste por lo menos la mitad más uno de los votos, y esa fue la suerte que benefició al ahora presidente electo Nicolás Maduro, quien obtuvo 7,5 millones de votos. Esta votación es el rebrote de las semillas que cayeron en el campo abonado por Hugo Chávez. Los demás, aunque regados con igual amor, son los que terminaron contaminados por la verborrea oligárquica.

Ahora bien: los seguidores del proyecto revolucionario deben ser conscientes de que esos procedimientos perversos han venido dando sus frutos y de que pese a que en estas elecciones se logró la victoria 17 (de entre los 18 eventos electorales de los últimos 14 años), hay que corregir muchas cosas para evitar pasos atrás que podrían resultar irrecuperables. Estamos seguros de que en ello se empeñarán nuestros hermanos venezolanos, y nosotros los acompañaremos, como lo han hecho ellos en nuestra búsqueda de la paz.

Credito
RODRIGO LÓPEZ OVIEDO

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