¡Cuánta razón ha tenido!

Rodrigo López Oviedo

Planeta Paz es una organización orientada a promover la participación ciudadana en la elaboración de agendas de paz con criterios regionales.

En cumplimiento de tal objetivo, el pasado 13 de febrero propició en Ibagué el encuentro de aproximadamente 70 líderes en torno a tres temas de actualidad: la paz, la minería y la educación.

Entre quienes lideraron la reunión estuvo un hombre descomplicado, poseedor de un dominio de la palabra y de la tribuna que ya quisieran tener muchos políticos, y de una riqueza conceptual muy propia de científicos como él. Estoy hablado del profesor Rafael Múnera, exvicerrector de la Universidad Nacional, una de esas luces que uno quisiera ver brillar en los actuales diálogos de paz, pues su presencia podría servir para evitar penosas omisiones en los puntos de la Agenda o, de no lograrlo, para mantener a la ciudadanía informada, advertida y menos dada a otorgar respaldos incondicionales al proceso, como lamentablemente yo lo he hecho.

El profesor Múnera nos hizo caer en la cuenta, por ejemplo, de las graves salvajadas de que han sido nuevamente víctimas las víctimas (perdónenme la redundancia), las víctimas de la horrible noche, que no ha cesado aún, a pesar de lo que dice nuestro precioso himno nacional.

Pese a que casi en el inicio mismo de la segunda fase de los diálogos se abrió la página www.mesadecoversaciones.com.co tanto para informar sobre los avances de La Mesa como para que quienes tuvieran propuestas pudieran formularlas, ellas, las víctimas, no han podido hacerlo, como tampoco pudieron plantear sus inquietudes en los varios foros que la Universidad Nacional organizó con la ONU.

Y si lo anterior no se pudo hacer, mucho menos ir a La Habana cuando se discutía sobre sus derechos. Es más, las víctimas tampoco fueron tenidas en cuenta en la formación de la Comisión de la verdad; ni en la Comisión histórica; ni lo serán en la designación de jueces y magistrados de la Jurisdicción Especial de Paz, organismo este que, por tal ausencia, podría generar una impunidad mayor de la tolerable.

Múnera nos ha hecho notar estas falencias, las cuales nos hacen prever las que pueden llegar con los acuerdos definitivos. ¿Serán falencias superables? Pues por el énfasis puesto por el expositor, parece que no.

De allí que me diga: ¡Cuánta razón ha tenido Uribe al criticar el proceso! Tanta que me he puesto de su parte, pese a los recuerdos que tengo de la época en que lucía poncho y perrero. Tal vez el profesor, una vez lea los comunicados de La Mesa, pueda servirme de intermediario para que el expresidente me acepte en sus filas.

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