La lucha seguirá

Rodrigo López Oviedo

Del mayor optimismo deberíamos llenarnos todos al conocer el comunicado del pasado 25 de mayo, suscrito por los plenipotenciarios del Gobierno y las Farc en La Habana.

Tratándose de un comunicado conjunto, es lógico suponer que cada una de las partes participa del sentimiento que se colige de su lectura y de la convicción de que no es mucho lo que falta para llegar al silencio de los fusiles, lo cual lo es todo para quienes hoy los portan, aunque puede significar poco para quienes creen no estar afectados por la guerra, pese a esta valer billones de pesos que bien podrían cumplir un mejor papel en inversión social.

Quienes hemos ido dejándonos llenar de ese optimismo ya contamos con claras señales para comenzar a preparar la celebración del fin de la confrontación.

Pero a pesar de lo entusiasta que deberá ser esta celebración, habrá de tener corta duración, dado que muy pronto vendrán nuevas confrontaciones: unas, a raíz de las resistencias que tendrá la implementación de los acuerdos que se rubriquen y, otras, por las viejas reivindicaciones que quedarán por fuera de los mismos acuerdos.

Son confrontaciones cuya intensidad muy seguramente superará a las que hemos visto en los últimos años, en parte por la premura con la que el movimiento popular querrá ver ejecutados los acuerdos, en parte por corresponder muchos de ellos a reivindicaciones largamente pretendidas, en parte, y por sobre todo, por estar relacionados con viejas promesas arrancadas al Gobierno, sin que este las haya cumplido y, en parte, porque su concreción se reflejaría en un cambio notable en el nivel del vida de la población.

Pero quedarán por fuera de los acuerdos muchas otras aspiraciones; algunas de reciente aparición, como las relacionadas con el deterioro de la calidad del aire que respiramos y del agua que consumimos, deterioro no solo por el desarrollo capitalista, sino también, y con mayor intensidad, por las explotaciones mineras a gran escala y cielo abierto, las cuales vienen acompañadas, las más de las veces, por el uso de elementos altamente tóxicos y deteriorantes del ambiente, como son el mercurio y el cianuro.

Y así como las anteriores reivindicaciones, otras que vienen de tiempo atrás y con las que se busca la garantía de una vida digna a través del pleno goce de derechos como el de la salud, la educación, el trabajo, la recreación, el deporte, el arte, la cultura, el acceso a los medios de comunicación y a las diferentes manifestaciones del poder.

Pese, entonces, a que las luchas seguirán, esperamos que sigan bajo el nuevo ambiente que quedará propiciado por el silencio de los fusiles.

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