Día de los trabajadores

Rodrigo López Oviedo

Los acontecimientos que dieron lugar a la celebración del Día Internacional de los Trabajadores se iniciaron el 1º de mayo de 1886. Por aquel entonces, las jornadas de trabajo se extendían hasta por 18 horas diarias y las remuneraciones eran de hambre. Ya en octubre de 1884, diversas organizaciones sindicales habían acordado que a partir del primero de mayo del 86 solo se trabajaría ocho horas diarias, para que otras ocho se destinaran al sueño y las ocho restantes a la familia. En el caso de no ser aceptada esta decisión, el 1º de mayo se iniciaría una huelga general.

Las reacciones patronales fueron las de esperar. La más feroz represión se desató contra los animadores de la decisión obrera, dejando a su paso golpes, allanamientos, cárcel, tortura y muerte, pero no disuadió a los trabajadores de comenzar la huelga. Al cuarto día de haberse iniciado, en vista de su fracaso, los patronos echaron sus últimas cartas. Compañías enteras de efectivos policiales fueron enviados a las concentraciones huelguísticas, en las cuales irrumpían carabina en mano y, sin ningún reato, disparaban a quemarropa contra los trabajadores, no importando los numerosos cadáveres que dejaban al paso.

Los líderes que no fueron alcanzados por las balas fueron conducidos a las mazmorras, de las cuales cinco salieron para el cadalso, salvo uno que prefirió el suicidio a morir en manos de sus verdugos. Estos cinco héroes recibieron el título de Mártires de Chicago, y en su nombre cada primero de mayo se levantan banderas proletarias. Ellos son: George Engel, tipógrafo alemán; Adolf Fischer, periodista alemán; Albert Parsons, periodista estadounidense; August Spies y Louis Lingg, que fue el que prefirió suicidarse a ser ejecutado.

Colombia necesita hombres de ese temple: hombres con una disposición plena a luchar por nuestra segunda independencia; con una disposición plena a erradicar las prácticas neoliberales impuestas por el imperio; con una disposición plena a enfrentar las distorsiones y recortes que están llevando al traste los acuerdos de paz; con una disposición plena a buscar y encontrar el camino hacia la construcción de una patria buena para todos.

El momento que estamos viviendo es oportuno para dar algunas evidencias de esa disposición, con lo cual estaremos rindiendo homenaje a los Mártires de Chicago, hombres que al morir por el proletariado se volvieron inmortales.

Por ahora, evidenciemos en las urnas esa disposición: acompañemos con nuestro voto al único candidato forjado en la entraña popular, de la cual es hijo y a la cual sirve: el candidato de la Colombia Humana; el candidato defensor de la paz; el candidato Gustavo Petro. Con él, Colombia gana. Con él, ganamos todos.

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