Conflicto de competencias

Manuel José Álvarez Didyme

La actual organización jurídica del país está  poniendo en evidencia y  ratificando en estos “tiempos del cólera”, el añoso conflicto de intereses existente entre aquello que los capitalinos llama despectivamente “la provincia” y la macrocéfala capital, bien diversa hoy al resto del país.
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Bástenos mirar el contenido de los medios centralizados cuando se refieren a la gélida Bogotá y lo que registran cuando hablan de otros lugares de esta Colombia inmortal sobre idénticos hechos: son comentarios tan diversos que parecen referidos a dos circunstancias “nada que ver”, como diría nuestra juventud al respecto.

E igual pasa cuando de tomar medidas se trata: lo que estas van a corregir, es la problemática de la gran ciudad, con indiferencia total sobre las consecuencias que aquellas puedan acarrearles a los ciudadanos de otros medios y otras realidades.

Podría pensarse que esto está morigerado, en tanto en cuanto existe una abundosa representación provincial en el Congreso.

 No obstante ello, la voz de los representantes de la población de la periferia queda ahogada allí por la intermediación que sufre ésta al llegar al alto gobierno, en donde priman los intereses de “los capitalinos”, dado que ellos constituyen “la mayoría del país”.

De este constante choque, surge la inconformidad casi permanente de la periferia hacia un centro que no la escucha ni resuelve su real y cierta problemática y la poca inteligencia que de esta situación tiene el gobierno central. 

Ya no se trata de la vieja confrontación entre centralistas y federalistas que en los viejos tiempos alimentó el debate nacional, no.

Hoy se trata de una nueva realidad que superó con creces las antiguas estructuras diseñadas para un país diferente al actual pese a que solo advienen de solo treinta años atrás diseñadas por el constituyente del 91.

Solo que la macrocefalia que hoy afecta a Colombia deriva en muy buena parte, de la violencia que ha empujado durante este período a esa gran masa que habitaba los pequeños poblados, hacia la gran ciudad, en procura de seguridad y empleo, tornándola en la inmensa urbe que hoy es Bogotá, creando allí un nuevo foco de irracionalidad urbana, que genera una problemática totalmente diferente a la del resto de la nación. 

O reconocemos esta nueva circunstancia, o seguiremos en este secular enfrentamiento en el que los ciudadanos de la remota provincia” llevamos la peor parte. 


Frecuentemente hay más que aprender de las preguntas inesperadas de un niño que de los discursos de un hombre

                                                                                    John Locke. Filósofo y médico inglés. 

MANUEL JOSÉ ÁLVAREZ DIDYME-DÔME

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