La reactivación económica: la urgencia regional

Manuel José Álvarez Didyme

Tal como lo registró este diario en su editorial del 21 de agosto pasado y pese a la pandemia, con la asistencia del Gobernador, del Alcalde de Ibagué, los 19 gremios de la región y la totalidad de la bancada tolimense del Congreso, convocada por el Comité de Gremios Económicos se llevó a cabo una reunión para urgir la reanimación de la productividad en el departamento, a partir de tres ejes estratégicos: el turismo, la construcción y las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
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Así las cosas, en nuestro sentir solo restó para lograr una perspectiva de solución más completa, haber insistido en la opción que ya hemos planteado desde esta misma columna, de convertir al Tolima en el  foco de “la economía naranja” en Colombia, que como se sabe produce en el mundo US$4,2 billones al año y que entre nosotros registra un crecimiento de los ingresos en segmentos como la música, lo audiovisual y las artes escénicas en 9,3%; 15% y 29,9%, respectivamente, según lo ha venido señalando la Cámara de Comercio de Bogotá.

Respecto al primero de tales ejes, varios documentos, muchos de ellos elaborados de tiempo atrás y otros de data más reciente, -entre los que se destaca “Tolima 2025”-, le señalan al departamento su eventual vocación turística a partir de su privilegiada ubicación geográfica en el centro del país, su pluralidad de climas y la belleza de su topografía, lo cual exige que con premura, su dirigencia y sus gentes, sin excusas ni dilaciones, se apliquen a pensar cómo hacer para que tal propósito se transforme en un verdadero querer regional, porque para que un proyecto así se convierta en realidad, son muchas las tareas que hay que acometer y plurales los esfuerzos que hacer, y no se ve por parte alguna que se estén realizando.

Iniciando por dotar de atractivos a la capital Ibagué y al resto de sus poblaciones, al punto de justificar que los turistas se desplacen hasta ellas para admirarlos o disfrutarlos, porque a decir verdad, hasta hoy con excepción de Honda y Ambalema, escaso interés despiertan en los amigos de la arquitectura, pues lo poco que se tuvo, movidos por una equivocada idea de progreso, se han ido derruyendo. Entretanto los gobiernos departamental y locales nada hacen al respecto y el único proyecto de envergadura, -la recuperación del “Panóptico de Ibagué”-, descaece. Y otro tanto sucede con las montañas circundantes de la capital al irlas deforestando y con la casi destrucción del Cañón del Combeima y la zona de Villarrestrepo, se ha ido deteriorando su paisaje y degradando su clima a lo que se añade el descuido de la arborización urbana, a pesar de que cada agosto se espera y reclama el milagro de la florescencia de los Ocobos.

Entre tanto, el vecino departamento del Quindío sí ha acometido su actuar gubernamental como debe ser: promoviendo un proyecto integral que resume su cultura autóctona y musical haciendo que sus universidades y centros educativos, incorporen dentro de sus programas e investigaciones estas temáticas, hasta convertirlas en motivo de admiración para que los extraños vengan a visitarla.

Por su parte hablar de “construcción” implica hacer referencia tanto al POT de los diferentes municipios como a los curadores urbanos de cada uno de ellos, en cuya normatividad, junto con el criterio poco claro de tales funcionarios, se asiente el caótico estado en que se halla el desenvolvimiento físico de la mayoría de las poblaciones tolimenses, amenazando su futuro como urbes modernas, y todo sumado a unos servicios públicos, deficientes  en cuanto a su calidad e inadecuado manejo.

Por último y dado que el país ha venido incrementando con celeridad las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), así como su uso en un nivel de crecimiento superior al del resto de Latinoamérica, resulta adecuado y oportuno aprovechar, -dado que esto convertirá a Colombia en campo idóneo para incursionar en la producción de bienes materiales y la elaboración de servicios de este tipo, como la factura de software-, máxime cuando la ciencia y la tecnología son absolutamente esenciales para cualquier política de incremento de la productividad y el crecimiento.

Así que para concluir, debemos insistir en que el Tolima, debe enfatizar en la “economía naranja”, en tanto en cuanto ello implica incursionar en nuevas políticas de desarrollo productivo y a su vez en áreas de crecimiento de los ingresos del país provenientes de segmentos en los cuales tenemos “ventajas comparativas y competiivas”, como la música, las artes escénicas y lo audiovisual, contribuyendo además a que Colombia poco a poco se vaya convirtiendo en el foco de esta área que produce en el mundo US$4,2 billones al año, de los cuales, Suramérica y el Caribe se llevan US$170.000 millones según lo vienen señalando los medios.

MANUEL JOSÉ ALVAREZ DIDYME‑DÔME

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