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Pues como lo afirma el directivo docente, a los ingresos totales de este tipo de instituciones, a diferencia de las oficiales, se les presentó de forma repentina un problema “de liquidez por merma en sus recaudos”, dada su dependencia de la matrícula de los estudiantes, ya que un número importante de estos, -340 exactamente para el caso de la Universidad de Ibagué-, no pudieron inscribirse por carencia de recursos económicos, pese a que les falta poco para terminar sus estudios y graduarse.
Imprevista circunstancia, acentuada por “el desbalance en su contra” que ha traído consigo el apoyo económico que le ha dado el Estado a los entes universitarios oficiales, al punto de permitirles incluso, brindar matrícula “costo cero” a los estudiantes de los estratos Uno, Dos y Tres, mismos que componen el grueso de la matrícula de Unibagué.
Una verdadera situación de crisis que ha exigido una imaginativa actitud para afrontarla, en razón a que, como en alguna oportunidad lo señaló la genialidad del científico Albert Einstein, representa al mismo tiempo una oportunidad propicia para traer nuevos progresos, en este caso al ente de educación superior, de manera que al intentar resolver ese gran reto que le está presentando la cotidianidad bajo el manto de la dificultad, se le está brindando la oportunidad de darle solución a los problemas que subyacen, lo cual, al sacar potencialidades ignoradas, fortalece los escollos convirtiéndolos en peldaños para escalar cada vez, más alto, así se pensara que esto era casi imposible.
Es así como, la malhadada pandemia ha llevado a la Universidad de Ibagué a realizar un convenio con “Amazon” para formar a sus discentes en actividades “tic” y ofrecer certificaciones en Tecnologías de la Información y la Comunicación, (TIC es su abreviatura), y llevar tal formación incluso hasta los colegios de la región, y con apoyo gubernamental, desarrollar igualmente programas generadores de una mayor capacidad emprendedora, -tipo incubadora de empresas-, que conduzca a crear empresas localmente y a desarrollar un programa innovador de desenvolvimiento en “bioeconomía” a través de la “acuaponía” que, como se sabe, es un modelo económico o modelo de vida alternativo a la economía de mercado, novedoso para nuestro medio, basado en la producción de recursos biológicos renovables y la conversión de estos en productos con valor agregado, tales como bioproductos, bioenergía y servicios, los cuales, a no dudarlo, traerán consigo nuevas actividades económicas que generarán oportunidades para impulsar el desarrollo en el medio rural y la interacción entre las áreas rurales y las urbanas y contribuir así a combatir el desempleo que de tiempo atrás viene afectando con severidad al Tolima.
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