Marco T. Padilla

Manuel José Álvarez Didyme

Su nombre se refunde con el de Saldaña su pueblo natal, el mismo que inspiró el periplo vital de este hombre, laborioso, servicial y bueno, en el mejor sentido de la palabra bueno.
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“Un alma cálida, de templado espíritu y clara cabeza”, que consagró su vida a la política y a su terruño, pues vivió inmerso en ellos, hasta el momento de su reciente y lamentable fallecimiento.

Esa indeseada muerte de la que no escapó este gran amigo, privándonos de un ser humano que contribuyó con excelencia al buen suceso vital de nuestro departamento y de sus gentes, como que Marco T., siempre estuvo vinculado a la región que amó y que honró con su laboriosidad, rectitud y buen consejo, cuando se desempeñó como diputado a la Asamblea departamental y luego como miembro de su representación congresional.

Una excepcional cifra de nuestra comunidad, de aquellas que “hacen camino en su andar”.

Una sensible y gran pérdida para un departamento que a diario ve con angustia cómo se va sucediendo la mengua de sus valores, pues con su desaparición se tiene la evidencia de la merma de una gran porción del irrepetible pasado de esta “…tierra buena, solar abierto al mundo” que llamara el maestro Manuel Antonio Bonilla, sin que nada podamos hacer para evitarlo, en idéntica sensación a la que experimentamos cuando vemos caer bajo la piqueta del progreso las añosas edificaciones que alguna vez engalanaron nuestras urbes, constituidas en razón de vanidosa identidad o los árboles del frondoso bosque que nos brindaron generoso cobijo y grato sombrío.

Militante desde siempre en el partido conservador, bajo la dirección del  expresidente Mariano Ospina Pérez, coincidió allí, en aquel grupo, con quien más adelante fuera su permanente compañero de militancia y actividad parlamentaria: el senador Guillermo Angulo Gómez y con sus entrañables compañeros de acción del resto de su vida: José Liborio Osorio, Jorge Montealegre Suárez y José Ramírez Castaño.

Marco T., fue un caracterizado jefe conservador, empresario del campo y caracterizado líder agrario en el sur del Tolima, que se desempeñó con honradez, eficiencia y dedicación cuando sirvió la alcaldía de su pueblo natal y destacado parlamentario en la Cámara de representantes de su patria.

Mal podríamos dejar pasar el insuceso de su muerte sin recordar con nostálgico afecto a este gran señor y amigo, útil como pocos a su departamento, dada su indeclinable vocación de servicio, de aquellos que hoy ya pocos tenemos.

Su familia toda, debe tener la certeza de cuanto siente el Tolima su desaparición y con cuánto afecto los acompaña en esta ingrata hora.

MANUEL JOSÉ ÁLVAREZ DIDYME- DOME

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