Desde el ya lejano año de 2017…

Manuel José Álvarez Didyme

Se les dijo y se les advirtió a los lectores de esta misma columna, aquello que más adelante, de seguro iba a suceder con el fementido “proceso paz” con el que, con el patrocinio de la plata “non santa” de la brasilera Odebrecht, el ex presidente Santos logró su espuria reelección y de paso su Nobel.
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Y tal como se pronosticó: ¡aconteció!

Y con la resurrección de las Farc y de la violencia, recientemente Santrich, uno de los comandantes de ese grupo guerrillero, que sigue tan vivo como entonces gracias al narcotráfico en el que se especializó y en el que eficientemente continuó ejerciendo desde la hermana República de Venezuela, a donde viajó, contando con la complicidad de la JEP, luego de “volarse” junto con su compinche Márquez a continuar su lucrativo negocio y obtener cuantiosos recursos, esta vez protegidos por Maduro, escogió el arcaico brocardo latino para amenazar, fusil en mano, la vida del primer mandatario de Colombia, el Presidente Duque, diciéndole “memento moris” o “recuerda que morirás”.

Santrich, el mismo que negoció, suscribió y obtuvo: “borrón y cuenta nueva” en el post acuerdo, de su extenso pasado predatorio y criminal de lesa humanidad; la inmediata salida de las cárceles de sus muchos cómplices condenados; la incorporación a la institucionalidad política por la puerta de adelante, con partido político reconocido y con diez curules como legisladores; tierras para sus combatientes “retirados” a título de pensión por sus “sin cuenta” años de lucha; reabastecimiento de armas a través de sus abundantes “caletas” no denunciadas; control de las rutas del narcotráfico que jamás abandonaron, y luego de comprometerse y rubricarlo con su firma, retornó a la contienda, al crimen y al secuestro con renovados bríos y remozados cuadros, dizque “disidentes” ahora en “dañado y punible ayuntamiento” con el renaciente ELN. 

En una impecable estrategia acorde en un todo con la “combinación de formas de lucha” y el aprovechamiento de la desmedida codicia de un ambicioso, intrigante y calculador exmandatario, que entonces buscaba obtener de cualquier forma y a cualquier precio el “Nobel de Paz” que le habilitará hacia el futuro su descaecida imagen, acompañado por la avidez de reencauche político de un desgastado líder de provincia, ex nadaista venido a menos. 

Un gran resultado para los facinerosos si se mira la relación “costo-beneficio, pues con solo una pequeña inversión de sus copiosísimos recursos ilícitamente conseguidos, que según la Fiscalía, superaron los $1.7 billones de pesos, exitoso como el que más, pues con el sacrificio apenas de unas cuantas armas que entregaron a las Naciones Unidas de las muchas que tenían “encaletadas”, por lo demás fácilmente recuperables en los varios mercados que de ellas hay en el mundo, obtuvieron más ganancias políticas en unos pocos meses, que las luchadas en 53 años a través de la contienda.

Fue, como fácilmente se ve, el primer episodio de una “saga” que se extenderá a muchos más capítulos, hasta terminar, a imagen y semejanza de la vecina Venezuela, donde hoy residen plácidamente, buscando el poder “cualquier día y de alguna manera”, con uno de sus “comandantes”, como pretende todo grupo con aspiraciones políticas.

Para quienes no lo crean, bastan un “Petro” o una Claudia López, un ex guerrillero y una mediocre alcaldesa en trance de populismo, que ya mostraron su ineficiencia administrativa en el manejo de la capital Bogotá, al punto que los “cachacos” no terminarán pronto de pagar sus innumerables desaguisados.

“Ita erit et videbunt lucem”: “Amanecerá y se verá la luz”.

DECIPI NON CENSUTUR QUI SCIT SE DECIPI.

No es engañado aquel que conoce o sabe lo que hace.

MANUEL JOSÉ ÁLVAREZ DIDYME-DÔME

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