“San Bonifacio de las Lanzas”, el mejor colegio del Tolima

Manuel José Álvarez Didyme

Como fácilmente se advierte, su nombre corresponde al que se le dio a la ciudad al momento de su fundación: “San Bonifacio de Ibagué del Valle de la Lanzas”, evocando el encuentro de dos culturas, la íbera y la indígena, que no “el descubrimiento” como algunos equivocadamente insisten en seguirla llamando.
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 Y fue, al igual que aquella gestación original de 1550,-“un luminoso amanecer” como lo describiera algún bardo-, el positivo resultado de un acto de fe en el futuro de esta ciudad y en el porvenir de sus habitantes por parte de un grupo de soñadores encabezados por Santiago Meñaca y Roberto Mejía, concretado en la puesta en marcha de un plantel que habría de educar la élite moral e intelectual, que con angustia y desde entonces venía demandando la región, tal como continúa haciéndolo hoy, ante el evidente descaecimiento de los valores tradicionales a manos de la horda que ha pretendido usurpar la respetable tradición de este solar.


Un propósito hecho realidad por unos cuantos lugareños, empresarios progresistas y gentes querendonas de lo suyo, ansiosos de dotar a Ibagué de un elemento más de progreso y desarrollo, -si se quiere el más importante de los últimos tiempos-, que contó entonces con el indeclinable y generoso apoyo de la Corporación para el Desarrollo Humano del Tolima, mismos que dieron a luz esa otra valiosa institución para el desenvolvimiento regional: la Universidad de Ibagué. 
Todo realizado gracias a la iniciativa de la empresa privada bajo la forma de corporación civil y sin el menor ánimo de lucro para persona alguna, animada solamente por el deseo de ver crecer el terruño en calidad, acorde con los nuevos tiempos y con un catálogo axiológico claro y definido, diverso del ominoso que signó el inmediato pasado, para ser transmitido a los jóvenes que arribaran a sus aulas.


1985 en la anterior centuria fue su fundación, o sea que apenas han discurrido apenas y desde entonces treinta y siete años que permiten advertir que el esfuerzo invertido en él no ha sido estéril, en tanto en cuanto ha sido compensado por positivos logros, como lo evidencian los resultados que han alcanzado sus estudiantes en las varias Pruebas de Estado realizadas y que lo muestran una vez más y de lejos de los restantes como el mejor colegio del Tolima, al ubicarse como el 19º entre la totalidad de planteles educativos del calendario A de Colombia.


Educadores de muy alto nivel, solvente manejo del inglés como una segunda lengua, biblioteca, laboratorios, tecnología de punta, computadores, tableros inteligentes, deportes, teatro, arte, música, danzas clásicas y contemporáneas, pero por sobretodo valores que persiguen y complementan una formación realmente integral y de calidad.


Y es que el mérito exclusivo de esta empresa de la inteligencia, no radica solo en sus fundadores, -entre los cuales con orgullo me cuento-, sino en todos aquellos que con indeclinable vocación de servicio han continuado la tarea de aquerenciarla, aportarle y acrecerla, como su rector, sus profesores, administradores, el conjunto de las familias de sus estudiantes, sus egresados y la comunidad en su conjunto, que lo siente y valora, ya desde hace rato, como parte de su patrimonio, al punto que la letra del himno que compuso y regaló para la institución la inolvidable “novia de Ibagué”, Leonor Buenaventura de Valencia, adquiere hoy caracteres de realidad, al decir:

“…San Bonifacio de las Lanzas, 
eres orgullo de Ibagué…”

MANUEL JOSÉ ÁLVAREZ DIDYME

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