¡Una ciudad tan destrozada como ‘Kramatorsk’!

Manuel José Álvarez Didyme

Toda la plata que en Colombia ha sido, dizque es lo que se necesita o es menester, como solía decir el ya casi olvidado profesor López de Mesa, para arreglar las averiadas vías, plenas de hoyos, de esta desmirriada villa de la música.
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Es el acumulado de años y años de incura administrativa, negligente actuar, despilfarro, sin cuento y sucesivos asaltos al fisco, por una taifa de alcaldes y sus válidos que, gracias al patrocinio de nuestros H.P. (honorables políticos y parlamentarios) y a la sabiduría popular, han venido siendo elegidos uno detrás de otro, demostrando que el pueblo no “es superior a sus dirigentes” como solían afirmar en sus tiempos el negro Gaitán y luego Galán, plagiados hoy por Petro.  

Una ciudad tan destrozada como “Kramatorsk” en Ucrania en donde casi perdemos a nuestro Comisionado de Paz, a nuestro novelista Héctor Abad Facio Lince y a la Periodista Catalina Gómez, pero no por las bombas y los obuses de los Rusos, sino por la incurría administrativa y la negligencia del burgomaestre y los buses y taxis que acaban de acabar lo que queda de pavimento, bajo la complaciente mirada de las otras  autoridades que se mueren del susto de racionalizar su uso, porque “…no nos vuelven a llevar los electores a las urnas en elecciones.

¿Y que del arreglo de las vías?... Nada de nada, porque si acaso, -y eso que esculcando los bolsillos y rompiendo la alcancía-, apenas si pudimos reunir lo del viaje de Hurtado y su comparsa a New York dizque “a lanzar el folclor”, o sea que vamos a preciar “años sin fin”  para arreglar lo dañado hasta hoy, sin contar los nuevos daños.

Claro que lo más grave es que nadie dice, ni hace nada, pues todos miramos impávidos o volteamos la cara para otro lado frente a los huecos como si no fuera con nosotros y así evitamos encarar el problema.

Un asunto tan vital para el futuro de la ciudad; ni siquiera se discute en el Concejo, porque, ¿cómo para qué?.  Preferimos ignorarlo, igual que hacen los gremios (si es que éstos existen, Fenalco, la Andi y la Cámara de Comercio (¿?), y los programas de opinión de las emisoras pues callan como peces, mientras la Administración municipal evita rendir cuentas de su gestión. 

El proyecto del “Metro” permanece engavetado; el trabajo de reparación de calles apenas sí lo ven el alcalde y sus validos; las licencias a nuevos carros, buses y taxis se siguen expidiendo, y mientras tanto hablamos y hablamos de nuestro futuro turístico, como si éste no estuviera totalmente imbricado con las acciones de conservación y desarrollo vial y con el de la movilidad urbana. 

¿Qué pensarían ustedes de quienes invitan a su residencia casa y organizan en ella festejos, mientras su cocina se cae a pedazos, sus baños no funcionan, la nevera se dañó, los pisos del inmueble constituyen un solo hueco y no han pagado las facturas de los servicios públicos, ni los vales de la tienda? 

O que son irresponsables o que están afectados de cretinismo, ¿cierto?, como lo intuye hasta el más despabilado de los mortales.

MANUEL JOSÉ ÁLVAREZ DIDYMEDÔME

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