Tomen en cuenta nuestra posición

María Yolanda Jaramillo G.


Es un mensaje desesperado, que conlleva a esa acción de rebeldía en Popayán, de la comunidad indígena Misak en relación al derribado monumento del Conquistador Sebastián de Belalcázar. Afortunadamente las comunidades indígenas del siglo XXI, conocen la verdad de la historia, son conscientes de la inmolación y expropiación de los territorios de sus antepasados nativos, en la nefasta época de la Conquista.
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Son más de  500 años donde estos pueblos, nuestros ancestros, han sobrevivido al constante sometimiento de exclusión social que diariamente conocemos. Para entrar en el tema del derribado monumento, es necesario conocer uno de los documentos más importantes sobre patrimonio cultural “la carta de Venecia”, la cual ratifica: “las obras monumentales de los pueblos son portadoras de mensajes espirituales del pasado, conservan en el presente el vivo testimonio de los tiempos; la humanidad las considera patrimonio común y se reconoce responsable de su salvaguardia, frente a las generaciones futuras a las que debe transmitirlas con toda la riqueza de su autenticidad.

¿Será que el monumento a un invasor, cumple como patrimonio cultural común, que debe ser protegido como legado a las generaciones?...

Parece que la Ministra de Cultura así lo considera al manifestarle al Alcalde de Popayán, “lo acompañamos en la restauración” (Tiempo 18 de septiembre de 2020), lo cual, nos da a entender que existe más conciencia de nuestra historia, en la población y en este caso en la comunidad indígena, que en las altas esferas del Gobierno; no solo es a nivel nacional sino regional y local, igualmente sucede en las asambleas y concejos municipales; es verdaderamente preocupante, porque son instancias del poder que toman decisiones. En un gobierno de hace unos años, la Alcaldía decidió rendir un homenaje, a dos personas “tristemente célebres” que deambulaban en las calles de Ibagué (Guachara y Pomponio) se les ocurrió para que permanecieran en la memoria de todos erigirles una estatua, esta decisión equivocada confundió mucho más a la población, sobre el Patrimonio y su protección, como evidencia de identidad cultural; estas estatuas no tienen un lugar, no se sabe qué hacer con ellas…

En relación a la columna ¿y si se cae López de Galarza? de Germán Sánchez (septiembre 21 Nuevo Día) me permite pensar que podemos unirnos varios, en una sola voz para solicitar que “López de Galarza” que inicialmente se ubicó en el parque que lleva su nombre, vuelva a él; desde el 2018 en la columna de opinión he insistido en ello, por el deterioro que se le causa al rostro del “invasor” como protesta; mensaje que no es escuchado, solo interesa perseguir y castigar a quienes lo hacen, es una respuesta fácil que afirma el desconocimiento y la falta de conciencia de nuestra historia. A pesar de todo esto, se seguirá investigando y comunicando con todo el esfuerzo posible, la Verdad de nuestra Historia.

MARÍA YOLANDA JARAMILLO

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