En tiempos oscuros, encendemos la luz

María Yolanda Jaramillo G.

Si vencemos, suficientemente el miedo, para despejar la oscuridad al final del túnel; en este momento de política electoral. Espacio de mucha incertidumbre y tensión, provocada por la gran diversidad ideológica y política, de quienes aspiran a ser favorecidos, por lo cual, se esfuerzan por quedar bien y ser políticamente correctos.
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Todos intentan visibilizar todos los temas, que consideran son garantes para el pleno desarrollo de las oportunidades, que tiene Colombia en el siglo XXI (siglo de la luz digital) cuyo comienzo programático es este año, con la elección de la elite política.

La pregunta hoy por hoy es: ¿Quién tiene la respuesta correcta para sacar a Colombia, de los múltiples problemas crónicos, que se han ido gestando año por año, causados por la supremacía de una elite política, ciega, sorda, que mira el lado contrario, por el que transita la sociedad?

Actualmente la realidad política que se vive, nos permite reconocer, la inestabilidad del gobierno, con sus injustificables errores; como la feria de contratos y de burocracia a través, de intereses indebidos; la frustración de proyectos básicos para la comunidad, como la tecnología para el sector rural, proyecto abortado por el mal manejo administrativo; gastos suntuarios en el mejoramiento de imagen del gobernante etc. que nos corresponde hacer, para empezar a tomar conciencia “que un mundo mejor es posible”, el escritor Robin S. Sham expresa: “demasiadas buenas personas, han olvidado todo el talento, la sabiduría, el coraje y la bondad dentro de ellas, dado todo el estrés, el miedo y la negatividad en el mundo de hoy. Lo interesante, es que cuando cada uno de nosotros, se convierte en lo mejor de si mismo, el mundo se convierte en un lugar mejor”.

Este comentario,  es una expresión simbólica  de cómo encender la luz en la oscuridad, lo hacemos con el rechazo manifestado en la inconformidad frente a los flagelos que azotan la dignidad de la población - impunidad, violencia, laxitud de las leyes, abuso de poder, conflicto de intereses, tráfico de influencias – todo esto ha conformado un sistema, que desafortunadamente se volvió costumbre; como lo es aceptar que la pobreza existe, ahí está, vemos todos los males que genera, pero lo más grave es no tomar posición ante ella, lo cual confirma que existe un rechazo tácito al pobre, hacemos vigente el “yo te doy, tú me das”, es la práctica de este aforismo el que rige nuestro actuar, porque de un pobre no se espera recibir nada a cambio, de ahí que se transite por las zonas deprimidas sin que se sienta afectación, por la situación de esa población.

El actuar sobre estas zonas de población deprimida requiere de una estrategia que involucra inversiones en muchos frentes, pero muy especialmente en educación; los países con un alto nivel de desarrollo son pioneros en ella. Si en la elite política que hoy busca posesionar su poder, alguien propone acabar con la pobreza atacando todos sus frentes, estaría aportando para marcar la ruta de que “sí es posible un mundo mejor”.

María Yolanda Jaramillo G.

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