Moldeando nuestra memoria

María Yolanda Jaramillo G.

Diversas Generaciones de colombianos hemos recordado inolvidables fechas que honran los hechos que consagran la memoria histórica. Historia que construye de forma racional los acontecimientos vivenciados por la humanidad.
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La Historia no es una exaltación esporádica de un hecho, un relato; debe ser una explicación inteligible, necesaria para comprender, y poder proyectarla en el presente, y como porvenir. Mañana, 7 de Agosto, rememoramos la campaña de  1819. Fue la realización operativa más grande y más audaz del Libertador, en ella se buscó como objetivo estratégico la ocupación de Santa Fe. Este propósito parecía imposible de alcanzar, teniendo en consideración la travesía de los Llanos y la escalada de los Andes, en épocas de intensas lluvias y con un Ejército que no contaba con medios apropiados de guerra.


“La independencia no liberó a los esclavos, no protegió a los resguardos, ni trasformó a los indígenas en propietarios ciudadanos, no satisfizo los anhelos populares, no suprimió los impuestos, ni los estancos coloniales, principales obstáculos al desarrollo; no separó la iglesia del estado, ni cambió la legislación colonial, y mucho menos estableció igualdad jurídica. En resumen, no modernizó ni secularizó los países recién nacidos. La independencia era la tarea central a la cual se debían supeditar todas las clases, sectores y protagonistas de la generación de 1810, sin ellos, toda otra reivindicación era en su momento utópica. Pero, una vez lograda se hacía necesario para no desnaturalizarla, adelantar las reformas que se venían planteando, desde el siglo XVIII. El no haberlas adelantado dejo trunca la revolución de independencia” profesor Gustavo Adolfo Quezada.

Razón le asiste al Profesor Quezada al profundizar que no fue tan necesario las importantes transformaciones para poder consolidar “libertades y derechos”. Lo cual se obtuvo en la Batalla del 7 de agosto de 1819, que logró arrasar la política de reconquista de España, y obtener la más decisiva de las victorias del Ejército de Bolívar contra el imperio Español. Estas fechas nos inducen y obligan a propiciar espacios de reflexión e investigación, las universidades, los profesores de ciencias sociales, las academias y centros de historia deben dar vida a nuestra historia, no solo como deber profesional, sino por el sentido Patrio, que nos vincula a todos los Colombianos. Es un mirar al pasado con la intención de aprendizaje hacia el porvenir, en una tarea profunda y responsable que permita “TRANSFORMAR LAS HERIDAS EN CICATRICES” como lo expresó Pepe Mojica (Ex presidente Uruguayo).

“Los soles caídos sobre el campo de Boyacá han transformado la imagen de la guerra, en el signo de la paz”.

MARÍA YOLANDA JARAMILLO

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