Tiempo de Cuaresma, un encuentro personal

María Yolanda Jaramillo G.

Qué permite establecer una relación vital, en libertad y de forma muy personal, participar en este especial momento litúrgico.
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La Cuaresma es fuente y origen, para lograr un nuevo horizonte de vida y, con ello una orientación decisiva, que transforma y da pleno sentido a la existencia. Por ello, cada año la iglesia celebra de un modo especial el solemne “Triduo Pascual”, que muestra los misterios fundamentales de la fe, que orienta y encausa el espíritu y la voluntad, para orar con mayor intensidad en familia, sacrificio y austeridad en los gustos, y hacer realidad la caridad fraterna. En unión con la iglesia, que hoy vive un momento especial de su misión, la “Nueva Evangelización”, que abre  totalmente los espacios para evangelizar, renovar, y formar juntos, el camino de participación para todos los feligreses.

Su santidad Benedicto XVI (q.e.p.d.), en la sabiduría del dogma afirmó “No se comienza ser cristiano por una decisión ética, o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y con ello una orientación decisiva” (Dus Caritas Est1).

Este es el llamado para vivir a plenitud el tiempo de Cuaresma; se inicio con el Miércoles Santo en el rito de la ceniza, acción litúrgica que tiene su origen en el siglo X, en el antiguo pueblo de Israel, quienes hacían penitencia invocando el perdón de Dios, rasgando sus vestiduras y cubriendo de ceniza su cabeza (Macabeo 4, 38 – 40). Esta tradición escrita en la Sagrada Escritura, es para la iglesia su alimento y fuerza, porque tiene a Dios como autor, y como tales, son confiados a la iglesia.

La revelación bíblica esta cimentada en la historia,  desde mucho antes de los tiempos apostólicos, revelando la significación de los hechos, a través de los siglos, siendo la Cuaresma de especial significación; “son cuarenta días” en los que la iglesia invita a la “CONVERSIÓN”, este periodo de tiempo es un numero típico, en los libros sagrados (antiguo -  nuevo testamento), como se comprobará en lo siguiente: 

-El Diluvio Universal “una fuerte lluvia cayó sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches, luego cesó de llover” Génesis  7, 12

-Monte Sinaí “Moisés estuvo allí con el Señor cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber, y escribió sobre las tablas las palabras de la alianza, los diez mandamientos” Éxodo 34, 28.  

-Profeta Elías “Elías se levantó, comió y bebió y fortalecido por ese alimento, caminó cuarenta días y cuarenta noches, hasta la montaña de Dios, el Horeb” Reyes 19, 8. 

-De Jesús se relata que después de su bautismo, fue conducido arriba al desierto por el espíritu para ser tentado por el diablo, y habiendo ayunado cuarenta días y cuarenta noches, después tuvo hambre,  Mateo 4, 1-2. No es de suponer que este ayuno fuese el habitual ayuno judío, renovado durante cuarenta días seguidos - Vida de Jesucristo, Giuseppe Ricciotti. 

Surge una pregunta, ¿será que estos acontecimientos bíblicos, nos remiten a pensar en un significado mucho más profundo del que actualmente se le reconoce a la Cuaresma? Invitamos a todos los feligreses de la Iglesia a vincularse a esta reflexión.

MARÍA YOLANDA JARAMILLO

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