Odios heredados

María Yolanda Jaramillo G.

Miguel Antonio Caro, sostenía que en Colombia no habían partidos políticos, sino odios heredados. Asumió la Vicepresidencia en 1892, luego la Presidencia en 1896- 1898, época difícil de la República, antesala de la Guerra de los Mil Días.
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Parece que este importante personaje se inspiró, en lo que hoy vive el Tolima, con su dirigencia política, en relación a su actitud, frente al adversario; al asumir como bandera el desprestigio de la ideología del contrario. Siendo consciente de ello, manifesté en las columnas anteriores, que los actuales herederos políticos, en lugar de dar “valor social a la política”, han creado un escenario FANTASMAGÓRICO, que nos lleva a recrear, el colosal universo de la “Lucha de Titanes” que sólo buscan destruirse, y hacer realidad, una historieta de héroes y villanos, donde el opositor es el indigno y traidor, el que nunca aportó “el villano”; o el que todo lo hace posible, en honestidad y servicio “el héroe”.

Estos herederos políticos, que así actúan, carecen de rigor ético, los ejemplos sobran… Lo peor de todo, es lo receptivo que puede ser este ambiente, en las demás instancias del poder en el Tolima. Sin ir muy lejos esto se copia y se refleja en el Concejo de Ibagué, recinto en donde se alimentan las discrepancias personales; el odio, la ofensa, la calumnia, todo esto limita su acción de actuar en todos los frentes, en favor del desarrollo de la ciudad. Cito un ejemplo, el incumplimiento con la infraestructura del sector educativo, lo cual esta afectando un gran número de instituciones educativas, con una importante población estudiantil. Al Concejo le asiste su obligación de actuar lo más pronto posible con el propósito de enfrentar el colapso que se avecina. ¿Podrá esta generación que hoy sufre las consecuencias, de los errores de sus líderes políticos, tener un concepto favorable de la función de servicio de la política, para el bien común.

Un estudiante lo manifiesta en el reclamo que hacen frente a la Alcaldía: “así nos prometan y nos digan cosas, nosotros de esta gente, siempre esperamos lo peor”. Esta expresión del estudiante nos invita a pensar. “La actitud no ética” en el proceder de los políticos, esteriliza la voluntad de la población, que desea aportar a la región. 

¡Ved los buenos y los justos!
¿a quién es al que más odian?...
al que rompe sus tablas de valores 
al quebrantado o al infractor 

Si analizamos que las tablas de valores son los requisitos necesarios para ejercer un liderazgo; quien no las cumple, está quebrantando todas las bases que se requieren para ser un verdadero líder. 

Una sociedad no puede construir caminos de “justicia social”, sin un vínculo ético, al que Aristóteles llamó “Amistad Cívica”, lo cual une en el diálogo y en el acuerdo, convocando a ser humildes y respetuosos; es decir, renunciar a esa cara oscura del liderazgo que hoy, los herederos políticos están ejerciendo. De esta manera se logrará conjugar la “Ética” y la “Amistad Cívica”, y así, hacerse notar como líderes políticos, que responden a los intereses de quienes los han elegido, y aportar en comunidad, hacia un mejor desarrollo de la región. 

MARÍA YOLANDA JARAMILLO

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