Populismo epidemiológico

Miguel Ángel Barreto

Aprovechar la ignorancia de ciertos grupos, alimentar la impotencia social sin diseñar soluciones concretas y proponer cosas que técnicamente son muy poco probables de realizar son características propias del populismo. La mentira o distorsión de la realidad son su armamento dialéctico.
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La manipulación del lenguaje tuvo su apogeo con el bolchevismo, lo que sin duda terminó en manuales de agitación y propaganda bien aprovechados por el nacionalismo y el socialismo europeo. Además fueron impactantes en la segunda mitad del siglo XX y moldearon políticamente países de esta franja como Nicaragua, Cuba y Venezuela. En Colombia hemos visto movimientos que terminaron en marchas y agitaciones en 2019, que si bien incluían protestas justas en algunos casos, terminaron por ser infiltradas y distorsionadas por un lenguaje estrictamente manipulador. Tal sobresalto delató la presencia en las grandes urbes de grupos formados para sembrar el caos y desatar violencia contra el establecimiento, es decir, desafiando la fuerza pública, el comercio, las instituciones públicas y el sector político elegido democráticamente.

Asistimos también a la manifestación del terrorismo urbano en una fase primaria, seguramente amparado en apoyos provenientes de fuerzas irregulares que se esconden en países que antes considerábamos hermanos y de otros tantos grupos criminales que pretenden seguir jugando al conflicto armado y que se alimentan del narcotráfico.

Este factor, me temo, sigue muy vivo y será cuestión de que pase esta crisis sanitaria para que vuelva a reaparecer. Más recientemente con la pandemia encontramos que si bien no es posible salir a protestar, la ideología populista se ha tomado las redes sociales, ridiculizando y destrozando cualquier tema que provenga de la institucionalidad y elevando cualquier error o malentendido a la categoría de un problema de Estado. Quienes se dejan manipular y abandonan la razón a cambio de la emotividad son motivo de preocupación, pues el utilitarismo y la idiotez son un matrimonio perverso.

Hoy el país se apresta al reto del Plan de Vacunación y ciertos genios de la política consideran ingenuamente que desde sus regiones tienen mayor capacidad de negociación que un país entero y pretenden adquirir los biológicos con sus propios medios y recursos. Habrán de saber ellos y quienes consideran ciertas estas cortinas de humo, que tendrán que competir con enormes poderes económicos externos para lograr lotes enteros e invertir mucho dinero del erario de sus ciudades o departamentos en el alistamiento y la logística.

Eso no se lo han dicho a sus electores y seguidores porque mencionarlo es muy fácil, pero hacerlo es muy complejo. Obviamente hay una rapiña voraz en las compras, en las que Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Alemania, invirtieron primero en las investigaciones y están dispuestos a seguir pagando lo que cueste la inmunización de sus naciones.

Un escenario real debe llevar al país a cerrar filas a fortalecer sus negociaciones bilaterales. Las compras con estas multinacionales de la industria farmacéutica, que por cierto, son más poderosas en términos financieros que muchos países del tercer mundo, son confidenciales porque es un requisito del comercio internacional y sus cláusulas se aplican en condiciones extraordinarias. El esfuerzo que tenemos que seguir haciendo es colosal y demanda unión, estrategia y voluntad política. La vacunación no puede quedar inmersa en un discurso o en un escenario del populismo epidemiológico.

Para finalizar, en la Comisión Quinta del Senado hemos citado al Ministerio de Salud, Contraloría, Procuraduría y las más altas esferas de salud y del Gobierno para que el país conozca objetivamente, este martes, todo lo relacionado con el Plan Nacional de Vacunación. Los esperamos a través de los canales de televisión y/o virtuales, y saquen ustedes sus propias conclusiones.

MIGUEL ÁNGEL BARRETO

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