Larga vida a Rodrigo Silva

José Adrián Monroy

Solo unos pocos logran hacer en vida, una obra que será recordada más allá de la muerte. Ese será el caso de Rodrigo Silva, quien nació en Neiva el 14 de noviembre de 1944 y que junto con Álvaro Villalba formaron el inmortal dueto “Silva y Villalba” a mediados del siglo pasado, en 1967 para ser más preciso, en medio de unos tragos en el Espinal - Tolima.

“El mariscal de la hispanidad”, como también se le apodaba al maestro Silva, murió el 8 de enero a los 72 años por un cáncer que menguó sus últimos días, pero que no pudo opacar su brillante capacidad artística como músico, cantante y compositor.

Por su inspiración y su guitarra salieron las notas de las más icónicas canciones de música colombiana, canciones que reflejaban la tradición, las costumbres y la realidad de nuestro Tolima.

“Sus amigos lo describen como un hombre práctico, que valoraba las cosas simples de la vida; su espontaneidad y su llaneza hacían que siendo un personaje importante no se las “creyera”.

Nunca se endiosó por sus logros artísticos que arrumaba sin vanidad en algún rincón de su casa. Poseía una enorme tenacidad para afrontar los más complejos y duros momentos de la vida, acompañado de su sin igual humor campechano pleno de gracia. Tenía un entrañable sentido de la amistad, lo que lo hacía un hombre verdaderamente genuino.” ... parafraseando al historiador Álvaro Cuartas.

Sus problemas de salud deterioraron, además, su modesto patrimonio económico; porque a pesar de tantos años de trabajo enriqueciendo la cultura y el folclore del país, no tuvo la posibilidad de acceder a una pensión, que, quizás, fue una de sus últimas luchas.

Lo que sucedió con Rodrigo Silva es la radiografía de lo que pasa con el artista tradicional tolimense y colombiano, que, siendo fieles a sus costumbres y arraigados a su tierra, se labran un camino de aplausos, pero sin un apoyo real y decidido.

Ojalá de este suelo nacieran muchos como Rodrigo Silva, Álvaro Villalba, Cantalicio Rojas, Pedro J. Ramos, Alberto Castilla o Leonor Buenaventura; para que sigan enalteciendo con la música, todo aquello que nos identifica como región y como departamento, y que así, nunca se dejen de recordar nuestras raíces y tradiciones.

Larga vida al maestro Rodrigo Silva, a su legado, a la gran herencia musical que debe guardarse como patrimonio cultural del Tolima y del país. Gracias por regalarle al Tolima una parte de su ser, a la tierra que hizo imperecedera en sus canciones, a esta tierra que lo quiso, pero no como debiera.

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