Alerta en el sur

Nelson Germán Sánchez

La última columna que se escriba en el año debería ser para desear éxitos, bendiciones, cosas buenas, positivismo y muy buena salud a todos en 2024. Y, por supuesto que eso les deseo a todos los tolimenses.
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Pero no podemos abstraernos de la realidad que nos golpea y preocupa a todos y dejar de contarla en estas tribunas del ecosistema digital.

Quiero decir que la situación de orden público y seguridad ciudadana que se viven en el Tolima es alarmante, por el rápido deterioro que está teniendo. En zonas del sur, del norte y el oriente, grupos subversivos, paramilitares y hasta delincuencia común vienen extorsionando de nuevo a residentes comerciantes e inversionistas.

Es más, según varios casos que ya pude conocer, en algunas veredas y corregimientos, han vuelto los "retenes" sobre el acceso de personas y vehículos para llevar un control, lo mismo que "carnetizacion", un censo o un empadronamiento de quienes viven, visitan o realizan alguna actividad transaccional en la zona.

Y no es que las autoridades como Policía, Ejército, Fiscalía y demás no lo conozcan, incluso podríamos pensar que hasta la Defensoría del Pueblo lo sabe, lo que sucede es que simplemente, al parecer, están maniatados en logística, directrices, apoyos y seguridad jurídica por parte de los altos mandos y el Gobierno Nacional mismo. 

Sí, es innegable existe un desánimo en la tropa y en ciertas estructuras de mando porque, entiéndanme bien , todo indica  se les están impidiendo actuar con prontitud, firmeza y contundencia, según ellos mismos han contado. Pareciéramos estar entrando en una contradicción moral y legal del Estado colombiano, en donde las Fuerzas Militares estarían al servicio de guerrillas y grupos ilegales, actuando contra voluntad como sus salvaguardas, dada la inoperancia que se les "exige"  en esos  territorios.

La otra gran contradicción sobre la que debemos debatir públicamente y sin reparos ni sesgos ideológicos los colombianos, es sobre la  doble moral y el discurso nebuloso evidente del Presidente Petro, quien con grandilocuencia habla y se jacta de se están atacando las economías ilegales en los territorios, incluido al narcotrafico;  pero olvida que son las nuevas-viejas Farc, el ELN, los neoparas, el Clan del Golfo -que ya sabemos llegó al Tolima-, el Cartel de Sinaloa -al que poco se le ataca en el sur del país- una sola organización que negocia entre sí y para sí misma cada eslabón de la cadena del narcotrafico.

Y hasta que no se decida atacarlos de frente, sin ambigüedades ni medias tintas discursivas a todos, en todas partes, pues deterioros de la seguridad y el orden público como los que  evidentemente está viviendo el Tolima, especialmente en el sur, se van a agudizar. 

Y nada que decir por ahora, lo trataré en otro espacio más adelante, de la situación de inseguridad en el Espinal, donde pareciera haberse conjugado por muchos años una serie de alianzas y complicidades macabras entre políticos, comerciantes, subversivos, lavaperros, brujos y hasta algunas autoridades, que seguramente nos van a dejar boquiabiertos cuando se empiecen a realizar capturas y operativos. La situación se calmó por ahora por la intervención y presión que ejerció el gobernador Orozco con la comandancia regional y por eso disminuyeron sicariatos  y robos, pero la bomba sigue ahí viva.

Tenemos que estar alertas, porque hay una Alerta máxima sobre el sur del Tolima.

NELSON GERMÁN SÁNCHEZ PÉREZ –GERSAN-

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