La vida continua

Nicolás Camargo

El mundo no se puede parar. Bajarse no es una posibilidad, ni siquiera en el largo plazo. La pandemia sin duda nos ha llevado a muchos a decir en algún momento “marica ya”, como el meme. La frase que resultó no ser de Quino “paren el mundo que me quiero bajar”, es una imposibilidad, diría Alicia. Bajarse tomará vidas enteras, si se cree en la reencarnación. El virus nos ha llevado a estados primitivos como especie y salir de este planeta nos tomará unos miles de años más. Ni siquiera desencarnar en esta vida, morirse, nos salva de lo que la pandemia causó.
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La densidad de lo que digo debo explicarlo por partes. Sé que ya es mucho avance que siga leyendo después del primer párrafo. Esto no se trata de teorías conspirativas, solo de reflexiones un poco trascendentales a las que he ido y vuelto en estas semanas.

Lo primero que debo decir, es que muchos estamos cansados de esta situación. El estado de alerta en el que debemos mantenernos para estar a salvo es agotador. Mi cerebro se siente agobiado. Tapabocas, lavarse las manos, antibacterial, estar dos metros aparte, gafas empañadas y después de todo eso: vivir.

Varias personas cercanas me han comentado lo mismo. Esto es una mierda. Es decir, ¡todos estamos cansados! Muchos medios de comunicación no hacen más que bombardearnos con miedo sobre el virus, no de información. Es el nuevo relato del mundo: el control a través del temor. Y eso es lo que nos ha llevado a un estado primitivo como especie, me comentó una amiga. Los seres humanos estamos en modo extremo de supervivencia las 24 horas del día. Como en la época de las cavernas. Eso sin mencionar aún la restricción a la movilidad. Sí. Hay que cuidarse. No estoy en contra de eso. Sin embargo, no podemos dejar que  la nuestra se vuelva eso.

La vida debe seguir. Sea cuidadoso, tome todas las precauciones para que no se contagie, pero viva. Restrinja sus círculos sociales y el cafecito que se tomaba con sus amigos tómeselo desde que sea seguro y pueda. Haga deporte, camine en un parque, vaya a la montaña que allá no está el virus, desde que vaya solo o con muy poca gente y protegido si es el caso. El virus ya ha afectado bastante nuestra salud mental y nos ha generado un trauma colectivo como para permitirle seguir alimentándose de nuestro miedo.

De hecho, vale repetir las palabras de Mataji Shaktiananda, un Ser despierto en conciencia: “Independiente de que nos hayan atemorizado debemos asumir, debemos enfrentarnos con la respuesta que es. No podemos seguir escondiéndonos de nosotros. No es que debas atacar a nadie, más bien se trata de que te asaltes a ti y puedas pronunciar tu buena voluntad.” ¿Cuál es tu respuesta ante este temor? Como dice Shakti Ma: respira, que no te quiten las ganas de respirar. Seamos libres en nuestro respiro y que la vida continúe.

NICOLÁS CAMARGO

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