El gran salto

Óscar Barreto Quiroga

Esta pandemia nos ha dejado enormes enseñanzas, unas personales sobre nuestro comportamiento, con nuestras familias y nuestro entorno, otras respecto a los enormes retos económicos, ambientales y sociales, que debemos asumir como sociedad y que deben asumir los gobernantes de manera resolutiva.
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Un estudio reciente sobre “el Índice de calidad de vida digital 2020” que midió 85 países sobre cinco pilares fundamentales que son: accesibilidad de internet, calidad de internet, infraestructura electrónica, seguridad electrónica y gobierno electrónico, da como resultado que Colombia tiene uno de los peores accesos de internet del mundo (puesto 83).

Es imperioso, urgente y necesario, que avancemos hacia la universalidad de la virtualidad, sobre todo en aquellos estratos donde la pobreza es el castigo de la inequidad, que genera desequilibrio social. Los estratos 1 y 2 de Ibagué y el Tolima deben contar con internet, aparatos digitales y ojala energías renovables y alternativas, que permitan el acceso a la tecnología, zonas gratuitas de acceso a internet en espacios de productividad agrícola y de negocios; un ecosistema digital que nos permita dar el gran salto en materia de desarrollo con equidad social, ambiental y económica.

Estas decisiones no dan espera, de allí la urgente necesidad de hacer un mayor esfuerzo fiscal para financiar un ambicioso plan de acceso real a internet y de apropiación digital, enmarcada eso sí, en un criterio de acceso al conocimiento, productividad, negocios y mejoramiento de la calidad de vida de los beneficiarios.

Debemos juntos construir este gran ambiente que nos permita avanzar rápidamente en este proceso, lo que sea necesario y más para eliminar esa enorme brecha, que como siempre sigue golpeando a los que menos tienen, esta vez de una manera más acelerada, como acelerado sería también el mejoramiento de su calidad de vida, si se les genera ese enorme proceso de acceso y apropiación a las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. En acción los gobiernos deben presentarnos esta agenda, articulada con las universidades, los empresarios y todo el sector productivo del departamento.

Somos lo que hacemos, el pensamiento aún no es un hecho, solo trasciende en la medida que se transfigure en realidad, la palabra si no se vuelve hecho, podría llamarse engaño, ardid o mentira y de eso ya están muy cansados los ciudadanos. Sin más excusas manos a la obra.

ÓSCAR BARRETO QUIROGA

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