Salud mental, problema de seguridad nacional

Óscar Barreto Quiroga

Nuestra sociedad atraviesa por una profunda crisis de incalculables proporciones, sin darnos cuenta hemos llegado al estado de caos en nuestras vidas y relaciones personales, comunitarias e institucionales, han sido décadas y décadas de abandono de este tema, de acumulación de desdichas, tragedias, frustraciones, transgresiones y trastornos adquiridos, desde muy temprana edad.
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Aún no hemos calculado el daño ocasionado por la pandemia a la salud mental de los colombianos, las cifras nos hablan del crecimiento de la depresión, la violencia intrafamiliar, el consumo de alcohol, de drogas y el suicidio, esto sin contar la alteración social de un sistema educativo que se vio obligado a ausentarse de la presencialidad con todas las enormes frustraciones ante la precariedad del uso de las TICs.

La inversión para la salud mental en el presupuesto nacional es pírrica y desdice mucho del interés que debe tener el Estado colombiano en un tema con tantas aristas y consecuencias tan graves, que no solamente deben ir orientadas a la mitigación de los problemas de salud mental sino a la prevención de delitos que tienen su génesis en el no tratamiento del uso del alcohol y las sustancias psicoactivas.

Se hace urgente y necesario establecer en el PEI de las instituciones de nuestro país en la educación básica primaria y secundaria, la CÁTEDRA DE LA SALUD MENTAL, que nos permitirá no solo impartir conocimientos en las ciencias básicas de la educación sino en formar y orientar buenos y mejores seres humanos. Nuestro país ha sido y seguirá siendo un nicho de violencia y agresión, de permanente confrontación y de enfermedades producto de una mala salud mental, peor aún de una negación absurda a no tratar este tema como un asunto de seguridad nacional.

Seguimos peligrosamente manteniendo enfermedades mentales sin tratamiento, la depresión tal vez es la de mayor exposición por sus enormes consecuencias de llegar al suicidio, pero otras que parecieran menores como las violencias emocionales, psicológicas o económicas son gravísimas y  el ‘pan de cada día’ en nuestra sociedad.

Es imperiosamente necesario aumentar exponencialmente el presupuesto nacional, transversalizar una gran política por la salud mental en Colombia, donde intervengan no solo el Ministerio de Salud, sino el Ministerio de Educación, el Ministerio del Trabajo y Seguridad Social, el Ministerio de Justicia, el Ministerio del Deporte, Bienestar Familiar y todas las demás instituciones que tengan que ver con el desarrollo humano de nuestra gente colombiana. 

Óscar Barreto Quiroga

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