Desigualdad: la trampa para el desarrollo humano

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La semana pasada fue publicado a nivel mundial por parte del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el más reciente informe sobre Desarrollo Humano: ‘Sostener el Progreso Humano: reducir vulnerabilidades y construir resiliencia’.

A Colombia no le va muy bien. Por el contrario, el informe evidencia que nuestro país cada vez pierde más terreno en el ranking mundial. Con un Índice de Desarrollo Humano (IDH) de 0.711, ocupó el puesto 98 entre 185 naciones, perdiendo siete posiciones respecto al informe de 2013, once en relación con el de 2011, y treinta si lo comparamos con el informe del año 2000. Paradójicamente, el mismo informe demuestra para Colombia un incremento extraordinario en el ingreso nacional bruto per cápita, que pasó de 8.711 dólares en 2012 a 11.527 en 2013. Si se supone que somos más ricos, porque no avanzamos en el IDH? Justamente este informe pretende medir el desarrollo más allá del puro crecimiento económico, y para ello involucra varios componentes (expectativa de vida al nacer, promedio de años de escolaridad en adultos, años esperados de escolaridad, e ingresos), que, efectivamente, son determinantes para ampliar las posibilidades que tienen las personas de desarrollar sus potencialidades y llevar la vida que desean, es decir, las posibilidades de alcanzar el verdadero desarrollo: el humano.

Según el informe, en todos esos componentes, Colombia se ubica por debajo del promedio de América Latina y el Caribe, y es superada por varios países de la región que incluso tienen ingresos per cápita inferiores. Pero hay algo mucho peor que eso. Algo vergonzoso. Algo que sin lugar a dudas es la mayor trampa que tiene Colombia para avanzar en su desarrollo humano: la desigualdad.

El informe indica que la desigualdad en el ingreso (coeficiente de Gini) para nuestro país es de 55.9, que sitúa a Colombia como el décimo país más desigual entre todas las naciones incluidas en la medición, superada solamente por Bolivia, Honduras, y algunos países de áfrica subsahariana. Así mismo, el coeficiente de desigualdad humana calculado para Colombia supera el promedio de la región, y el de la gran mayoría de los países de las Naciones Unidas. Lógicamente, estas enormes desigualdades impactan negativamente el desempeño de todos los componentes del Índice de Desarrollo Humano de Colombia, lo que no significa otra cosa, que son el principal impedimento para que muchas personas logren mejorar sus capacidades individuales y construir la vida que valoran.

Indudablemente este informe deja mal parada a Colombia, toda vez que un país que ha contado durante los últimos tiempos con una macroeconomía saludable, no debería estar mostrando signos de rezago en su Desarrollo Humano. Por el contrario, la fortaleza económica debería estar cumpliendo un papel fundamental para implementar políticas para la reducción de las inequidades, el incremento en el acceso efectivo a la educación y a la salud, y la reducción de los abrumadores niveles de pobreza y miseria que aún existen en nuestro país. Todos elementos necesarios para reducir la vulnerabilidad humana, y construir una sociedad con mayores posibilidades de progreso.

Credito
CESAR PICÓN

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