Lo que se cocina en Bogotá

En estos momentos se cocina algo de importancia nacional, el pasado domingo Gustavo Petro ganó las elecciones capitalinas con una amplia ventaja sobre Enrique Peñalosa y la noticia le da la vuelta al mundo.

El ex-militante del M19 ha moderado su discurso a lo largo de sus 20 años de ejercicio político en la legalidad y ha logrado el triunfo más significativo de su carrera. Ya no se presenta como una figura radical y ha dejado de mencionar sus estrechos lazos de amistad con Hugo Chávez, de los que en el pasado se ufanaba. A la capital le esperan unos años de un gobierno por lo menos aceptable porque Gustavo Petro concibe este mandato como otro paso en su verdadero proyecto político, la campaña presidencial de 2018.

A Bogotá le hubiera sentado mejor, por el lío en el que se encuentra, el perfil de gerente de Enrique Peñalosa o las propuestas de Gina Parody; sin embargo, la centro-derecha estaba dividida en varios candidatos y sirvió la alcaldía en bandeja de plata. En la campaña de Gustavo Petro consideran sus propuestas de avanzada, pero lo que hicieron en realidad fue identificar el potencial de una candidatura para la alcaldía y adaptar rápidamente las posiciones del debate presidencial a lo local, sus ideas son generales y populistas.

Los líderes de izquierda del país son muy buenos para darle efervescencia al discurso, pero no sé cuánto de eso se pueda traducir en una buena administración. La capital necesita encontrar soluciones prácticas para los graves problemas de seguridad y de movilidad que padece, y Gustavo Petro tiene el reto de demostrar que no sólo es bueno para la crítica. Desde la oposición es fácil hablar de moral y de principios; por otra parte, las movidas políticas son el día a día en el ejercicio del poder y los resultados lo único que cuenta.

Hasta dentro de siete años sabremos si la moderación de Petro es más que discurso y campaña. Si siempre se ha dicho que la alcaldía más importante del país es un trampolín para la presidencia de la república, esta vez es en serio, Gustavo Petro tiene grandes ambiciones.


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De otra parte, este hecho confirma que las condiciones están dadas para que la izquierda en Colombia busque el poder por vías democráticas. La lucha armada insurgente es cosa del siglo pasado.

Credito
ÓMAR FELIPE RANGEL MARTÍNEZ

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