No al fracking

Hugo Rincón González

El presidente Iván Duque cuando estaba en campaña y se le interrogaba sobre un tema tan trascendental como el fracking tuvo varias posiciones, inicialmente unas favorables que daban a entender que en un gobierno suyo se permitiría y luego, cuando el tema era rechazado por la opinión pública, viró su postura y terminó manifestando que estaba en contra de esta alternativa.

El fracking conocido como fractura hidráulica, es un método de extracción de gas y petróleo que somete a una fuerte tensión el subsuelo para fracturar la roca y recopilar el combustible. Utilizando esta opción se menciona que hoy Estados Unidos ha pasado a ser el principal productor de petróleo del mundo.

Una vez en el gobierno, el presidente Iván Duque constituyó un grupo interdisciplinario de especialistas independientes para hacerle recomendaciones al ejecutivo sobre la técnica del fracturamiento hidráulico de yacimientos en el país.

A mediados de febrero y con una importante cobertura de los medios, la comisión de expertos sobre fracking, le recomendaron al gobierno “no avanzar con los proyectos de exploración en el Valle del Magdalena Medio, a menos que se cumplan una serie de pre-requisitos para minimizar sus impactos”. Como quien dice por ahora no, pero más adelante sí, cuando se ejecuten las recomendaciones presentadas.

Hay que decir que luego de salir a la luz pública estas recomendaciones, varios respetados ambientalistas salieron a rechazarlas y a esbozar que algunos de los comisionados tenían flagrantes conflictos de intereses por haber pertenecido antes a empresas públicas y privadas que tienen importantes inversiones en el sector de hidrocarburos.

La discusión sobre el fracking genera polarización entre los diferentes sectores económicos y sociales del país que se alinean entre los que ven en este método de extracción no convencional de hidrocarburos, la gran posibilidad de generación de ingresos para el país, especialmente ahora que la economía nacional tiene un importante déficit.

Los que consideran necesario desarrollar proyectos de fracking argumentan que el país va a quintuplicar sus reservas y garantizar la autosuficiencia en hidrocarburos, creen que se asegurarían inversiones en una cifra cercana a los U$5.000 millones anuales y recursos muy importantes por impuestos y regalías.

Del otro lado están los que defienden a ultranza los intereses ambientales, por señalar que esta alternativa es nociva, peligrosa y contaminante, especialmente para el recurso hídrico.

Estas críticas suenan cada vez más y tienen mayor fuerza social. Manifiestan reparos al concepto de la comisión de expertos porque valida las exploraciones sin tener en cuenta advertencias de riesgos sociales, ambientales y de salud.

Es tan sustantiva la discusión que, en la Revista Dinero, editorializan que el fracking es el dilema fundamental de Colombia y que, por la complejidad del tema, es necesario mirar más allá del corto plazo. Se interrogan si “¿Seguiremos apostando al petróleo y a la minería o decidimos empezar a construir un nuevo escenario productivo y competitivo?”.

Debemos recordar que este tema fue especialmente álgido en la contienda electoral presidencial. En esa coyuntura un candidato alertaba sobre la crisis que se venía generando en los países productores de petróleo y llamaba a que Colombia pensara en otras opciones productivas como por ejemplo la producción de frutas exóticas como el aguacate.

La discusión sobre el fracking tiene en alerta a las comunidades de muchos territorios en el país, incluido el departamento del Tolima, donde se señala que en un municipio del oriente han pretendido usar esta técnica de extracción, en contravía de los intereses de las comunidades que habitan estos territorios.

El conflicto tiende a agudizarse por la necesidad que el gobierno tiene de generar más recursos y porque cada vez queda más claro que el fracking viene siendo considerado como una alternativa en el corto plazo para generarlos, pero esta opción enfrentará a unas comunidades que se vienen organizando rechazando este método y reivindicando el derecho al agua para los pobladores de la región.

El fracking debe rechazarse y el país debe emprender una verdadera cruzada por el desarrollo de energías alternativas como fuente de generación de recursos y como alternativa a una opción que cada vez degrada más el ambiente y se extingue como opción energética.

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