Cultura política y agendas ciudadanas

Hugo Rincón González

En esas conversaciones que se suelen dar entre la gente que se siente atribulada por tanta indolencia y corrupción de la clase que gobierna el país, me llamó la atención la actitud de un líder social que se despachaba contra los políticos por su práctica de hacerse elegir y no cumplir con lo prometido en la campaña electoral, por la maña de no defender los intereses de las comunidades que los respaldan, sino por el contrario los de los sectores más pudientes, decía que así no podía seguir el país y que se debería dar un cambio, lo curioso de esta situación es que quien esto decía, no caía en cuenta que para protegerse del sol llevaba una cachucha vieja que era propaganda política electoral de un cacique regional.

Así es nuestra sociedad colombiana, desmemoriada, cómplice de las cosas que suceden. Sabiendo lo que significan ciertas aspiraciones de personajes reconocidos incompetentes y corruptos los vuelven a elegir. Cada vez que hay elecciones hay una suerte de amnesia colectiva de la gente que elige. Se olvidan que las personas que hoy están en trance de hacerse elegir, ayer incumplieron sus promesas y vuelven a repetir la misma práctica de votar por los mismos repitiendo la historia hasta el cansancio.

Esta reflexión sobre nuestras costumbres políticas vuelve a ponerse a la orden del día en la coyuntura electoral que se nos vino encima, en donde elegiremos gobernadores, alcaldes, diputados y concejales. Debemos recordar que los aspirantes para la gobernación y la alcaldía deben presentar un programa de gobierno que deben inscribir ante las autoridades electorales y que el mismo es un instrumento de gestión del desarrollo, de gobierno y gestión pública territorial. En él se establecen los compromisos y responsabilidades sobre el presente y el futuro de los municipios y departamentos.

Estos compromisos y responsabilidades se imponen por los ciudadanos en las elecciones y son de obligatorio cumplimiento a través de los planes de desarrollo, en virtud del voto programático consagrado en el artículo 259 de la Constitución Política de 1991. De no cumplirse el programa de gobierno el alcalde o gobernador electo podría ser revocado según la ley 131 de 1994.

Entendiendo esta oportunidad varias organizaciones sociales de municipios del sur y centro del departamento vienen promoviendo la construcción colectiva de agendas ciudadanas, en la cual se recojan las propuestas y aspiraciones de las comunidades, que cansadas de tantas promesas inocuas han visto en estos ejercicios participativos la posibilidad de incidir con sus propuestas en los programas de gobierno de los candidatos a las alcaldías.

En el proceso de construcción de estas agendas ciudadanas se han desarrollado numerosos talleres que ponen a reflexionar a las organizaciones sobre el diagnóstico actual de su territorio, sus necesidades y problemas pero también sobre su visión de futuro. Coloquialmente los participantes de este proceso refieren que no quieren propuestas de los equipos de campaña de los candidatos construidas en los escritorios, sino que los programas recojan sus aspiraciones y alternativas.

Las agendas ciudadanas una vez construidas serán el instrumento de concertación entre las comunidades y los candidatos buscando que éstos las incorporen a sus programas de gobierno que tendrán que inscribir en la registraduría. Ulterior a la elección de octubre, el candidato que resulte elegido alcalde deberá tener como base para la formulación de su plan de desarrollo, el programa de gobierno inscrito, de tal manera que allí se abriría una oportunidad para que las propuestas de estas agendas se conviertan en una realidad.

En el contexto de este proceso de construcción de agendas ciudadanas se capacitan las comunidades en planeación participativa, se desarrollan habilidades para la concertación y la negociación política, además de que se avanza en la construcción del sentido de lo público, porque éstas recogen los intereses de todos los sectores que se encuentran en los municipios.

Para no seguirnos quejando como el líder que se mencionó al comienzo, debemos hacer del voto un ejercicio responsable y honesto. Elegir con el criterio de que votamos por programas y no por personas e ir alejándonos del problema estructural que significa el clientelismo y la politiquería.

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