De “aportantes” a aportantes

Rodrigo López Oviedo

Bastante insidioso resultó el editorial de El Espectador de este 11 de junio. No se equivoque, presidente, ni pretenda confundir; este fue el título con que su autor dio a conocer unos puntos de vista que distan mucho de los términos con que este periódico ha tratado de disimular sus posiciones de clase.
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En palabras que no dan en el clavo de lo que está ocurriendo, el editorialista manifiesta que Petro escogió atrincherarse bajo un discurso engañoso, con el cual “no hace más que alejar a quienes están dispuestos a aportar al cambio, pero no apenas inclinando la cabeza”.

En primer lugar, quienes han estado dispuestos a aportar al cambio jamás se han alejado. Este ha sido más bien el caso de muchos otros que, sugiriendo afinidad, se arrimaron, pero no para aportarle, sino para estorbarlo, condicionando su respaldo a la morigeración de los cambios, siempre con arreglo a sus intereses personales o de clase.

Respaldaron, por ejemplo, la concertación salarial para el 2023, condicionándola a que el incremento real no fuera superior al acordado con Iván Duque para el 2022.

Respaldaron la reforma tributaria, condicionándola a que no fuera de 29 billones de pesos, como lo contemplaba el proyecto inicial, sino de solo 19; y a condición también de que no golpeara demasiado los dividendos, que es el único impuesto que las oligarquías no pueden trasladarle al consumidor final.

Respaldaron la reforma política hasta cuando percibieron la imposibilidad de llenarla de micos que la desdibujara.

Han venido respaldando la reforma a la salud, a condición de que no desaparezcan las EPS, y, al contrario, se les garantice su transformación en Gestoras de Salud y Vida (?) y se les premie con cinco billoncitos de pesos anuales, o hasta ocho, si se manejan bien.

Aspectos como estos son los que retratan a “quienes están dispuestos a aportar al cambio, pero no apenas inclinando la cabeza”. Aportes como esos son los que han obligado a Petro a llamar al pueblo a defender sus proyectos, que son los mismos que avalamos 11.300.000 colombianos. Ese llamado, a propósito, ha sido presentado como un golpe a la democracia. Claro, un golpe a la democracia para quienes ven en ella de todo, menos la expresión de la voluntad del constituyente primario.

Conociendo las condiciones existentes, y valorándolas conforme a sus intereses, es como el pueblo podrá orientarse adecuadamente en este escenario natural de la lucha de clases, al cual la reacción más extrema pretende darle connotaciones de guerra. El editorial de El Espectador no contribuye al desarrollo de ese propósito. Pese a sus apariencias, nunca lo ha hecho. ¡Qué lástima!

RODRIGO LÓPEZ OVIEDO

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