¿Por qué tanto divorcio?

En Estados Unidos, uno de cada dos matrimonios, termina en divorcio. En Colombia las cifras son preocupantes, creció en un 254 por ciento en el año 2007, según informe entregado a la Superintendencia de Notariado y Registro. Entre enero y junio de 2007, se oficializaron tres mil 366 divorcios, frente a 949 en el mismo período del año 2006.

Seguramente los consejeros matrimoniales y terapeutas matrimoniales incrementan su trabajo aún cuando parece que no da el resultado esperado.

En cuanto a divorcios, en los primeros lugares se encuentran los departamentos de Antioquia, Caldas, Tolima y Bogotá.


Una de las principales causas de las separaciones que terminan muchas veces en divorcio es la infidelidad, que además se convierte en una de las mayores razones de terapia de pareja, consultas ante psicólogos y psiquiatras.


Hoy los vínculos de pareja son frágiles y a nivel internacional se cuenta con matrimonios de mínima duración, como el de Britney Spears con Jason Allen,  quienes solo alcanzaron 55 horas casados.


Lamentable que una crisis se suscite en las horas que podrían ser más esplendorosas en el matrimonio, pero en la farándula, hay casos tan excéntricos que no son comparables con la cotidianidad.


Me parece asombroso que en nuestro contexto local fuera de ocupar el tercer puesto en desempleo, ostentemos el tercer puesto en divorcios, se podría pensar que aquí hay un problema de carácter económico que influye en la decisión.


En el Tolima, se observan hombres y mujeres que a pesar de su inteligencia y capacidad, en algún momento cometieron ingenuidades en nombre del amor y compartieron parte de su vida con la persona errada, finalizando su estado en divorcio o separación cuando pasada la etapa de enamoramiento entendieron la equivocación.


La frialdad que denotan en alto porcentaje las parejas conformadas por tolimenses, es asombrosa, no hay ternura, no se evidencia complicidad amorosa, la rutina hizo presa del matrimonio y los rumores que se transmiten de unos a otros en contra de la convivencia marital se convierten en un esquema mental que orienta el comportamiento al lado de quien funge como marido o mujer.


Qué lástima que pocas veces se escuchen elogios mutuos, porque se ve con mayor vehemencia el error del otro y es más fácil caer en la crítica que en el reconocimiento gracias a las acciones positivas y a los detalles, entre muchas otras cosas.


La pareja olvida que comparte hasta el mismo aire cuando y sin embargo continúa hablando en primera persona cuando la palabra acertada es “nuestro”. Las caricias, el amor, pasan a un segundo plano… esto y más, merece reflexión.     

Nada más apropiado que la semana que empieza para hacer reingeniería y replantear las situaciones que podrían llevar a engrosar los divorcios, a abandonar la familia e iniciar una nueva etapa que tal vez no tenga futuro porque el problema radica en el comportamiento de cada uno.


Que bueno que en pareja se puedan elogiar más que criticar.

Credito
INDIRA ORFA TATIANA ROJAS OVIEDO

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