La soberanía sobre el archipiélago de San Andrés

No queremos estar representados por una canciller capaz de entregar declaraciones que con asombro escuchamos el martes anterior. Un alto porcentaje del país exige su renuncia inmediata.

A este nivel, ese tipo de errores no se perdonan. Colombia no tiene por qué entregar ni una millonésima parte de su territorio y no está dispuesta a aceptarlo, en cuanto a su soberanía sobre las islas de San Andrés y Providencia.

La canciller perdió la confianza depositada en ella, pero antes de retirarse de su cargo, está en el deber de rectificar sus declaraciones, porque no es la posición del país y aquí “ninguna partecita le toca a Nicaragua” y mucho menos se aceptan posiciones “salomónicas”, por parte de  la Corte Internacional de justicia de la Haya.  

La Canciller podría ser objeto de una Moción de Censura por parte del Congreso, su representación no defiende a Colombia y el país se siente traicionado.


“El Mar de los Siete Colores” por más de cien años ha sido defendido por Colombia, porque se le otorgó su soberanía y cancilleres como Londoño Paredes asumieron en su momento una posición férrea defendiendo la soberanía colombiana.  Hoy lo sigue haciendo y como excanciller colombiano, ha sustentado argumentos de peso.


El excanciller el jueves anterior ante la Corte Internacional de Justicia, en La Haya, alegó que Colombia "está apoyada por los títulos, por el derecho, la historia, la geografía, por un ejercicio ininterrumpido de jurisdicción y soberanía desde el virreinato de la Nueva Granada", además, adujo “que no es posible que en cualquier momento un Estado pueda pretender desconocer los tratados con cualquiera de sus vecinos”.


Tenemos el pleno derecho de seguir disfrutando de cuanto nos pertenece, y seguir sintiendo al archipiélago colombiano, como sus nativos se sienten y desean contar con el respaldo nacional de manera real, porque no lo están sintiendo.


También tenemos derecho a ser representados por un canciller que tenga claras sus funciones y que a pesar de que deba manejar la diplomacia, cuando de defendernos se trata, sea inquebrantable y vehemente, con argumentos profundos como los hay de un siglo atrás y siguen y seguirán  vigentes.


Sería imperdonable que continuáramos tan insensibles como históricamente lo hemos demostrado con la pérdida del Canal de Panamá, es increíble la pérdida de memoria sobre los despojos que hemos sufrido, nisiquiera se recuerda ese hecho.  


Los mexicanos no perdonan a los estadounidenses porque les arrebataron a Texas, de hecho su sentimiento por su dignidad nacional ha llegado a tener una posición muy crítica frente al Gobierno Norteamericano.

Credito
INDIRA ORFA TATIANA ROJAS OVIEDO

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